Encontrar auténtica comida tailandesa no siempre es tarea fácil. Seguramente, en más de una ocasión te has dejado llevar por la estética cuidada de tal o cual restaurante tailandés que prometía más de lo que luego podía ofrecer. Por eso, cuando nos sentamos a la mesa de uno original, la experiencia nos cambia la vida o, al menos, nos reconcilia con nuestras equivocaciones previas. ¿Un ejemplo? Thai Zafra. F: Cortesía de Thai Zafra

Situado a un tiro de piedra de Manuel Becerra (sí, vuelve a ser hora de que te muevas del centro-centro) y apostando por la sencillez más pura de la cocina típica de la bella y exótica Tailandia, Thai Zafra recupera la más milenaria filosofía de una gastronomía que nos cuida en cuerpo y alma. Un equilibrio que podemos percibir según llegamos a la mesa y empezamos a echar un ojo a nuestro alrededor y a la carta que, sin ser extensísima, nos entra por los ojos sin pensar.

La selección que encontramos en Thai Zafra es de lo más recomendable si el cuerpo te pide exotismo y puro sabor

Una propuesta que juega caprichosa (pero sin caer en el postureo sin más) entre sabores dulces, picantes, agrios, amargos y salados; que no nos deben asustar porque todo está pensado en armonía, en su justa medida. De ahí que nuestro paladar se vuelva loco de gusto entre tanta explosión de sabores, texturas y alimentos que se mezclan consiguiendo pura magia. Recetas antiguas traídas a la modernidad de nuestros días y que sin descuidar tanto el valor nutricional como el medicinal de cada una de las materias primas nos permiten exprimir al máximo las opciones a elegir.

Opciones de entre las que hay que destacar sus finas brochetas de pollo marinado en leche de coco, sus rollitos primavera estilo thai, las empanadillas de cerdo y langostino picado, los triángulos crujientes de pasta de arroz rellenos de pato asado, los tallarines amarillos con marisco, sus empanadillas de langostino al vapor o las de hojaldre rellenas de verduras y solomillo, sus filetes de merluza con salsa agridulce, las vieiras salteadas con hierbas o sus croquetas de pescado blanco, que son una auténtica ida de olla. ¿Postres? No te levantes de la mesa sin pegarle unas buenas cucharadas a su flan de coco y a su fondante de chocolate y helado de violeta. Rico, rico.