Acostumbrados a la pantagruélica variedad de cocinas que nos dejan al borde del frenetismo gastronómico por buenas y exóticas, es extraño que tengamos capacidad para volver a sorprendernos. Muchos malabares en cocina se deben hacer para que nuestro paladar no se espere los nuevos sabores y texturas a disfrutar. Algo que en The Garden 2112 no solo consiguen, sino que además marcan a fuego en nuestra retina y papilas gustativas como auténtica experiencia que no se olvida y, cada cierto tiempo, tenemos que volver a recordar.

Situado en Arturo Soria, lo suficientemente lejos del centro (aunque también tienen sede en Recoletos) como para que la locura que allí circula nos tumbe y nos quite las ganas de salir del calor del hogar, el restaurante The Garden 2112 se descubre ante nosotros como un jardín exótico donde no solo disfrutar de su cocina tailandesa sino, además, enmudecer con el marco que es paradisíaco como pocos.

Si te preguntas por el bebercio, la apuesta segura está en sus cervezas tailandesas y sus increíbles cócteles

Gastronomía y arquitectura unidas por la tradición y cultura de un país que mucho tiene que decir, pese a que pensemos que se quedó en el pasado y que redescubre su corriente más sibarita en una cocina que cuida tanto el continente como el contenido.

Una milenaria cocina que, pese a presentarse bastante occidentalizada, no pierde en ningún caso el auténtico ritmo de las especialidades del norte de Tailandia. Así, sus finas brochetas de pollo marinado en leche de coco, rollitos de primavera estilo Khlong, vieira salteada en salsa de soja y aromáticas, empanadillas de cerdo y langostinos cocidas al vapor o su cabello de ángel preparado al estilo Thaï con pollo, limón y apio despiertan nuestros sentidos (que creíamos ya acostumbrados), como anticipo de un menú degustación que no olvida la carne de buey al curry rojo con patatas y anacardos o las colas de langostino al curry verde con verduras.

Una deliciosa expedición que en ningún caso nos amuerma y que saca el verdadero y primigenio foodie que siempre existió en nosotros. No tendrás ninguna duda.