Los primeros rayos de sol empiezan a salir a escena y a nosotrxs nos entran unas ganas de salir a comer fuera que ni te lo imaginas. Una oportunidad perfecta para seguir descubriendo esos lugares aún no explorados que esconden más de una sorpresa culinaria, y que en el caso de Verdura & Brasa se convierten en todo un descubrimiento por el que dejarse caer, al menos, un par de veces al mes. F: Todas las imágenes cortesía de Verdura & Brasa

Situado en el pintón Chamberí, que mucho tiene de oasis dentro de la gran ciudad que es Madrid, Verdura & Brasa se añade ipso facto a nuestra lista de hotspots preferidos. Un restaurante para celebrar las ricas verduras y hortalizas que nuestras tierras ofrecen y que las brasas se encargan de mimar para resultar deliciosas al paladar. Un local perteneciente al Grupo Oter, donde la mano del diseñador de interiores Carlos Mayoral, de Pentadiseño, se hace más que patente (y presente), convirtiendo el espacio en una especie de mercado de abastos del que no queremos salir, dividido en tres espacios.

¿Puede haber mejor proveedor de materias primas que uno mismo? El éxito de Verdura & Brasa está, sin duda, en su huerto

Un templo para esos productos que siempre nos resultaron bien para una guarnición, pero que en las manos del chef Ignacio Sánchez Guerrero se convierten en auténticos pecados para nuestras papilas, que siempre están de lo más receptivas. Un Verdura & Brasa que además de contar con La Huerta de Carabaña o La Cooperativa La Sazón como proveedores de cabecera, nos descubre orgulloso su particular huerto de donde salen la mayor parte de sus platos estrella.

Y entonces, ¿qué tenemos que pedir? Sin duda, sus berenjenas asadas con su piel y ajoblanco malagueño, el aguacate a la brasa con vinagreta de gamba roja, el carpaccio de calabacín ecológico con rúcula y piñones, su tomate de la huerta de Madrid con piparras encurtidas, la terrina casera de foie fresco de pato con confitura de higos y manzana, los bocaditos de merluza frita en harina de arroz o su gamba roja salteada al ajo-guindilla, el arroz de verduras de temporada y capón, su raviolón de parmesano con yema de huevo y trufa negra, el rape de tripa negra o el rodaballo estilo Guetaria, un Villagodio (chuleta de lomo) trinchado con patatas chips o un Tomahawk de carne roja, para los más carnívoros. De postre: su tiramisú de soletilla de café y mascarpone o su torrija brioche (ahora que comienza la Semana Santa) para darle ese puntito dulce a una comida tan saludable que ni siquiera nos haya importado habernos tenido que desabrochar el botón del pantalón.