Da igual que haga frío o calor, que sea verano o invierno, que tengas mucho o poco tiempo, para una copa, combinado, cóctel o lo que se tercie siempre hay tiempo; otra cosa es que lo quieras sacar. Por eso, no encuentro mejor lugar al que poner rumbo que Viva Madrid, una taberna de lo más atípica donde ponemos el marcador a cero y nos entregamos al ocio y divertimento como mejor opción sobre la barra. F: Todas las imágenes por cortesía de Viva Madrid

Desde su fachada de azulejos de 1920 al eclecticismo que se saborea en su interior, Viva Madrid es la apuesta segura de Diego Cabrera, que quiere seguir escribiendo su leyenda en Madrid

Una barra por la que han pasado y repasado décadas y que Lázaro Rosa-Violán respeta como antiguo cliente de esta casa que desde que en 1856 abriera sus puertas como taberna ilustre, no ha dejado de alegrar al personal desde los locos años 20 al público, no menos loco, de La Movida, llegando a nuestros días. Una taberna perfecta si lo tuyo son los planes nada típicos y tras la que nos encontramos con un Diego Cabrera que sigue sumando aciertos a lo largo de una carrera como bartender y empresario que embobaría a cualquiera.

Un lugar donde reunirse sin desentonar, disfrutar sin límite y cuya selección de cócteles es igual o mejor que su selecta propuesta gastronómica. Opciones que dejaron de ser tendencia como las medias combinaciones y que en la ginebra, el vermú, el bitter, el sirope de piña, la menta o el curaçao encuentran sus mejores aliados. Materias primas líquidas a las que se añaden creaciones como el Bloody Mary, el Ramos Gin Fizz, el Brooklyn, algún que otro pisco y el resto de locuras de Ángel San José y Alejandro Cabrera, los otros dos bartenders de la sala.

Y, ¿qué se puede comer? El cocinero Víctor Camargo se une a los argentinos Estanis Carenzo y Pablo Giúdice para hacernos picar de gusto sobre platos y raciones como sus torreznos de lechón con vinagreta de pimienta negra, las croquetas melosas de carrillera, sus banderillas (entre las que destacamos su Gilda o la Viva Madrid), el pepito de cadera de vaca y panceta ahumada o el mixto con chorizo ibérico de bellota y queso manchego y la bomba de caballa con guindilla que supone la absoluta declaración de intenciones de esta taberna que nació siendo taberna y morirá sin cambiar ni un ápice de su curiosa identidad. ¡Viva Madrid!