Según te vayas haciendo mayor, descubrirás que no todo vale. De la misma forma que, echando la vista atrás, te das cuenta de que has cambiado tu manera de vestir, tu peinado o, incluso, tus gustos al elegir garito por donde salir, verás cómo tus hábitos a la hora de escoger mexicano cambian de pleno. Porque no todos los restaurantes mexicanos son iguales, no todos ofrecen lo mismo, no todos son como Xipe. F: © Xipe

Localizado en la zona de las tres cifras de la Castellana, nos encontramos con un mexicano que no es como los demás. Un restaurante con muy buenas coordenadas que no es otra cosa que el sueño materializado de Pablo Chanín, un veracruzano que hace dos años hizo parada en nuestro país para estacionar e instalarse con una propuesta gastronómica que muy alejada estaba del típico bar o taberna mexicana que malvende una falsa gastronómica de la tierra de Frida Kahlo dado el desconocimiento imperante.

El chef Pablo Chanín se aleja de cualquier bar/taberna mexicana por la que hayamos podido pasar para recrear una verdadera casa azteca donde comer es, en sí, una fantasía culinaria no apta para personas de paladar poco exquisito

Bajo estas bases, el chef Chanín huye de cualquier vitrina desde donde ver enchiladas, nachos y burritos para ahondar en una gastronomía no por todos, realmente, conocida, al ritmo de ricos platos y opciones que nos hacen replantearnos hasta casi nuestra propia existencia. Una aventura, después de su «choripanería» en Lavapiés, con la que le ponemos la medallita y le destrozamos los oídos a golpe de sonada ovación, pues gracias a su gran talento descubrimos lo que realmente es aquella cocina azteca de la que algunxs, lxs elegidxs, hablaban.

Un Xipe donde los platillos que conforman el menú no nos obligan a tener que aburrirnos frente a una carta interminable, y en la que está lo que tiene que estar, porque lo que no, para qué estar. Así, nos metemos de lleno en las profundidades de opciones como el aguachile de camarones, el clamato de berberechos y langostinos con chip de yuca, el tamal de marisco y mole rojo, la costilla de cerdo asada con chile de árbol y tuétano, el pulpo zarandeado con crema guacamole, la tlayuda de queso con cecina y aguacate, los tacos de pastor con piña asada, los de cochinita pibil con salsa yucateca o los de chicharrón prensado en salsa verde y su torrezno de la sierra con tomatillo frito y mole negro y los callos a la madrileña con frijoles, como particular guiño de este mexicano a la ciudad que le ha acogido con tanto cariño.

Si te sientes secx y necesitas hidratación, no dudes en pedirte cualquiera de sus ricos cócteles o un tequila y/o mezcal, si eres fuerte como pirámide truncada. ¡Pla-na-zo!