Ahora que el calorcete empieza a marcar nuestros días y el sol nos invita a pasar más horas por las calles (de un lao’ al otro lao’, que diría Rosalía), apetecen esos planes de picoteo y buenas bebidas (bien fresquitas) con las que brindar. Nacho Bravo puede ser una buena opción, y es que… ¿quién se podría resistir a unos riquísimos tacos y unos margaritas para empapar?

Localizado en el barrio de Arganzuela, y lo suficientemente alejado del centro para que el bullir de las zonas más céntricas no te impida encontrar hueco en el que posar tus reales posaderas, Nacho Bravo se convierte en el mejor anfitrión que podrías tener si lo que pretendes es darte al taco como si no hubiera un mañana.

Un ambiente distendido y de lo más casual en el que disfrutar de ricas opciones para compartir, buenas materias primas que llevarse al piquito y alguna que otra ida de olla, a cargo del chef, que te harán explotar las papilas gustativas de puro gustirrinín.

Si sus tacos son la especialidad de la casa, ya verás sus burritos. Puro vicio.

Porque si hay algo que mantienen en Nacho Bravo es el auténtico equilibrio entre el dinamismo de la gastronomía viajera más todoterreno y esa sincera apuesta por esos ingredientes que permiten que las distintas opciones en carta pasen de 0 a 100 frente a esos paladares exquisitos que saben a qué debería saber lo que están comiendo. Así, en Nacho Bravo, la experiencia gastro de todo el personal es lo que les hace marcarse el tanto sin pensarlo y manteniendo una clientela contenta y entregada a su causa culinaria.

Un Nacho Bravo, por tanto, en el que pruebes sus nachos con guacamole, deliciosos tequeños, quesadillas de cerdo deshilachado (o cualquier otra carne de las que te ofrezcan), chicharrones del mar con toque de lima, tartar de atún y huevas de salmón sobre tosta de maíz, tacos como el de gambas diabla, repollo y panceta de cerdo o tartar de ternera y huevo frito, burrito de verduras, poke de pollo al pastor o un buen margarita, para acompañar, todo te sabrá bien rico y te obligará a volver hasta que hartos estén de ti, cosa que no pasará. Verdaderamente recomendable.