*Close

Biri Biri, con nocturnidad y (mucha) gastronomía

Biri Biri, con nocturnidad y (mucha) gastronomía

Seguimos haciendo ‘check’ en nuestra lista de restaurantes a los que ir tras nuestro parón vacacional y nos topamos con otra de esas necesidades cubiertas, que no sabíamos que necesitábamos. Hablamos de Biri Biri, cosa fina.

Un bonito y coqueto espacio en el barrio de Justicia (a un tiro de perdigón de Colón) solo apto para amantes de la cocina argentina con ese «algo» (de ahí lo de ‘biri biri’), con ese puntito molón, que tanto nos gusta encontrar cuando nos dejamos caer por una nueva dirección gastronómica.

Las chefs argentinas Manuela Lorenzo y Sofía Cicinelli dan en la diana con una propuesta sencilla, pero rotunda, que empieza por un bellini.

Un Biri Biri que se apuesta todas sus fichas a la tendencia comfort food porque lo que nos apetece es ir con calma, sin prisa y disfrutar de la compañía. Así Biri Biri sale a nuestro encuentro culinario para ofrecernos ese extra que no encontramos en otras recientes aperturas y que aplaudimos porque el éxito siempre planeó sobre aquellos negocios que sumaban originalidad y novedad a la ecuación.

Un restaurante donde a la luz tenue que acompasa cada risa, cada bocado, cada trago de bellini, poder flipar fuerte con sabores como los de su labneh con pistachos caramelizados y cebolla crispy con miel picante, los rulos de manteca de ajo negro con pan de masa madre, su queso halloumi (queso grillado típico de Chipre) sobre mermelada de pimientos y aguacate, el vitel toné con anchoas y alcaparrones, sus crujientes mollejas de sabor mantecoso con lima y patatas paja, las setas sobre puré de zanahorias confitadas y chute de mantequilla de maní con cilantro y lima o su ya mítica tosta crujiente de masa madre cubierta con comté rallado, yema confitada, pimienta y escamas de sal, que al grito de ¡pongan yema! emboba a cualquiera y permite que nuestro piquito sufra las consecuencias de una delicada explosión de sabor, acompañada de un fundido a blanco de nuestros ojos en frenesí. Un orgasmo gourmet, sí señoras. Merece la pena.