Pudiera parecer, en un primer momento, que cocinas como la vasca y la asiática nada tienen que ver. Solo hace falta pasarse por Asiakō para darse cuenta no solo de cuán equivocados estábamos, sino de lo bien que se entienden estas dos formas de entender la gastronomía y, sobre todo, el producto de temporada.

Pues es Asiakō un verdadero cruce de caminos donde el buen hacer (y gran talento) de su chef Eduardo Marco se encarga de hacer las delicias de una clientela que cae rendida y babeante ante su cocina vista.

Un place to be, recomendado en la Guía Michelin, que para esta nueva temporada propone tres menús degustación (clásico, temporada y Asiakō) y una carta, de lo más envidiable, con la parrilla vasca como buena anfitriona y la posibilidad de convertirla en el catering de tus celebraciones privadas más especiales.

La cocina de hierro y fuego vasca se enfrenta a una explosión de sabores y técnicas asiáticas en los dominios del chef Eduardo Marco, todo un crack.

Un chute culinario de lo más auténtico y colorido por sabores chinos, tailandeses, coreanos, japoneses o filipinos mezclados con gran mimo con las texturas y potencia de las maneras vascas, en un claro dominio de la materia prima que roza la perfección.

Sabores de aquí y de allá que logran platos irrepetibles como su ensalada de tomates en conserva con ventresca de atún curada y huevas ahumadas, los espárragos blancos a la brasa con fondo de jamón y piñones, el pan hojaldrado a la brasa con tartar de atún rojo Balfegó y aliñado con grasa de txuleta, el pad thai de txangurro a la donostiarra con rodaballo a la brasa, los nigiris de atún marinado en ponzu o la presa de cerdo ibérico marinada en bulgogi, que te hará relamerte el morro y volver de visita a no mucho tardar.

Ah, su tarta de queso D.O.P. Ossau-Iraty con base de mantequilla… ¡terriblemente indispensable!