Por muchas propuestas gastronómicas alternativas que nos quieran presentar, nada tendrán que hacer frente a una buena comida casera. Desde que los recetarios de nuestrxs antepasadxs han ido pasado de mano en mano, generación tras generación, la cocina más cosmopolita, sofisticada o a la última se ha convertido en una mera acompañante de esas propuestas que salieron de las cabezas pensantes de unos familiares que no salían de la cocina y cuya única experimentación eran simplemente la vida, sus experiencias y sus necesidades. Apostando por esos platos de siempre, cocinados con el cariño que solo una abuela puede transmitir, llegamos a Casa Isabella, un restaurante donde te sientes como en casa. F: Cortesía de Casa Isabella

Casa Isabella nos sumerge de lleno en esos días en los que vamos a ver a la abuela y nos prepara nuestra comida favorita

Ubicado en el callejón de Puigcerdá y llamándonos la atención por una decoración de lo más cuidada (fruto del talento de Dalla Polvere, el estudio fundado por Mónica Colominas y Patrizia Casarini), la animada terraza de Casa Isabella nos da una primera buena impresión. Una carta de presentación que nos entra por los ojos y que nos sumerge de lleno en esos días en los que vamos a ver a la abuela y nos prepara nuestra comida favorita. De este modo, el Grupo Isabella’s se suma a la tendencia de italianos pintones que puso a la moda el Grupo Big Mamma y que, aún, sigue despertando la curiosidad de locales y visitantes a las puertas de sus negocios.

Con una propuesta tan sencilla como replicar esas recetas con las que las nonnas italianas obligaban a todxs a sentarse a la mesa, la empresaria Isabella Heseltine llega a Madrid –junto a su hijo Marc Garí, que ahora es quien lidera el sueño de su madre– desde Barcelona, con un proyecto basado en el recuerdo y esas recetas pasadas de boca en boca por su madre, abuelas y las madres de sus amigas. De ahí que Casa Isabella se transforme en una verdadera casa gracias a cinco acogedores espacios, que emulan las distintas estancias de un hogar, que huele a cocina hecha en el día, ingredientes caseros y platazos tradicionales.

Ingredientes traídos expresamente de Italia, unos platos cocinados con mucho mimo y una decoración tan casera como la propia casa de tu abuela son el verdadero atractivo de Casa Isabella

Sillones antiguos, suelos hidráulicos, lámparas que querrías para tu casa, libros, mesas de una pieza de madera y sillas que bien podrían estar en casa de Los Alcántara, pero con ese toquecito a película italiana de autor que tanto nos gusta. Así es el inmejorable marco de una Casa Isabella donde las materias primas provienen de la bella Italia y los platos de su carta nos hacen que nos lo pensemos muy mucho. Y es que todo está buenísimo.

¿Qué pedimos? Pues no pueden faltar como antipasti sus croquetas de gorgonzola con base de mermelada o las de rabo de toro con pecorino trufado, su tabla de mortadela con rúcula y tomates cherry, el carpaccio de calabacín con mermelada de tomate y piñones, la ensalada de langostinos con canónigos y aguacate, las berenjenas a la parmigiana o la caponata siciliana. Para seguir, no nos tendrían que faltar sus fetuccini trufados con deliciosa crema de parmesano, el risotto de espárragos, su steak tartar a cuchillo con patatas fritas o el salmón «vuelta y vuelta» con verduritas estilo Cipriani.

¿Postre? Ni se te ocurra levantarte del sitio sin hincarle la cuchara a su tiramisú, a la lemon pie o a sus crèpes de Nutella con helado de dulce de leche con los que rechupetearte hasta el último dedo, con permiso de la abuela. Mamma mia! Perdón. Nonna mia!