Hay ocasiones en las que el plan nos pide que tengamos que resultar misteriosos. Un plan de esos que debemos llevar casi en el más estricto anonimato puesto que la persona a sorprender no puede enterarse de nuestras intenciones hasta que nos encontremos en el lugar en cuestión para asombro de nuestro acompañante. Si aún no sabes por dónde tirar, Donde Mónica es el rincón al que acercarte.

¿Pensabas que no te podían sorprender aún más? Espera a probar su brunch de los sábados y domingos

Situado en un coqueto jardín a espaldas del gran bullicio de la calle Juan Bravo y a un tiro de piedra de la plaza del Marqués de Salamanca, el marco en el que encontramos al restaurante Donde Mónica es romántico y bucólico como pocos. Un local de esos que se ven en las películas y que al toparte con ellos mueres de amor por sentarte en una de sus mesas (tanto en el interior como en el exterior) y entregarte a una velada inolvidable de puro cine.

Allí, la carta no es que sea muy extensa pero lo que hay es bueno hasta decir basta. En ocasiones, es recomendable preguntar por los platos fueras de carta porque pueden ser variopintos y merecen la pena. Croquetas de la casa (de jamón y pollo, morcilla o marisco), flores de alcachofa, gyozas (pollo, lemongrass y salsa de chile dulce), foie mi cuit con pan de pasas y mermelada de tomate, langostinos en tempura, ensalada César, tartar de pez mantequilla con alga wakame y salsa de miso dulce, wok de noodles con verduritas, risotto de trigueros, pimientos de piquillo rellenos, guiso de garbanzos y choco, entrecote de Ávila con pimientos de Padrón o una buena ración de pollo tikkamasala se apuntan el tanto. Si pretendes terminar la fiesta con un broche de oro, no olvides hacerlo con su tarta de zanahoria o su tatin de manzana que es otro rollo.

Una experiencia rústica en plena ciudad que, sin duda, te cautivará hasta el punto de no querer compartir con nadie esta dirección cautivadora para tu agenda de sitios para asombrar, epatar y todos los verbos que tengan que ver con sorprender que se te ocurran. Llegas tarde, eso sí. El boca a boca y un servicio impecable tienen la culpa. ¡A disfrutar se ha dicho!