Marie Valdez, una chica originaria de República Checa, dejó su país para estudiar Administración de Empresas en una prestigiosa escuela de negocios de Fountainebleau (Francia). Con 27 años y un futuro prometedor por delante, Marie dedició pegar un volantazo y apostar por su verdadera pasión: la pastelería. Fue entonces cuando llamó a las puertas de L’Ecole Ferrandi y L’Ecole Lenotre hasta llegar a consolidar su experiencia profesional bajo la dirección de Fréderic Cassel, actual presidente de Relais Desserts, en la misma localidad de Fontainebleau. 

Tiempo después, Marie y Luís, su marido, abrieron Fonty -en honor a aquel pueblo francés- en el barrio de Salamanca, un pastelería de alta gama que ha hecho las delicias de sus clientes: tartas y mousses semifrías, croissants dulces y salados hechos con la más pura mantequilla, abanicos con pistacho y cereza, financiers, canalés típicos de Burdeos, sandwiches, quiches… Ante el clamor popular, Fonty incorporó un brunch todos los sábados de 11:00 a 16:00 que está valorado como uno de los mejores de la capital. La prueba está en la crêpe de pollo con champiñones y béchamel, la omelet a medida con champiñones o queso provolone y jamón cocido o los huevos Benedict, acompañados siempre de café y zumo natural.

Marie Valdez es el alma mater de esta pastelería francesa en constante evolución, dónde lo dulce convive con lo salado en una carta inconformista bajo la supervisión de la chef checa

No contentos con ésto,  siguen ampliando la carta sin perder su esencia y ahora también ofrecen hamburguesas estilo americano y menús del día con platos internacionales como la Vichysoisse, la causa peruana de pollo, el salmorejo, el bacalao con crême fraîche, los rollitos de primavera o postres como la panna cotta con precios entre 12,50 y 15 euros. Eso sí, no hay nada que no pase por la supervisión de Marie, a la que le beneficia ser tan devota de los números como del dulce para alcanzar semejante nivel de perfección.

Fonty es un amplio local de colores neutros, con un gran mostrador de pastelería y un amplio obrador de 60 metros cuadrados dónde el equipo de cocina trabaja a la vista de todos los clientes. Dicen ellos que sus referentes para el interiorismo son los acogedores cafés de la costa este de los EEUU y los parisinos. Buscaban ser ejemplo de calidez, modernidad y calidad, y lo han conseguido. ¿Quién se lo iba a decir a Marie cuando hacia las maletas rumbo a Fountainebleau? O quizás ella ya lo sabía.