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Bru Romero

En la era de la modernidad y la transgresión en cualquier campo, quizá lo más novedoso sea reactualizar ambientes pasados que con el giro adecuado consiguen seguir brillando como el primer día y situarse a la cabeza de esos otros proyectos de nuevo cuño que por edad aún no han hecho la muesca necesaria. En lo culinario no podía ser menos y por ello uno se alegra cuando el pasado vuelve a desembarcar en el presente para mayor gloria de aquellos éxitos que conllevan un nuevo tanto como resurgir aquel Garbel de los 40 que tantas colas a sus puertas formaba.

En pleno barrio de Chueca y con la ilusión de reflotar una taberna de toda la vida pero pertinentemente actualizada a los nuevos tiempos, Garbel fue el sueño de un joven Belarmino García que hizo de una antigua taberna, la referencia en la zona si lo que querías era hacerte con un buen bocata de calamares o cualquier otra especialidad de la gastronomía gata.

En el año 2000, Garbel daba sus últimos coletazos para tristeza de un largo etcétera de parroquianos que se vieron huérfanos de estómago y autenticidad gastro hasta el año pasado, fecha en la que la nieta de Belarmino se hacía con el negocio, reabriéndolo y apostando por el mismo concepto con el que el visionario García se ganó su hueco en el corazoncito de sus clientes.

Mañanas, tardes o noches, siempre es buen momento por pasarse a saludar por el Garbel y disfrutar de un clásico que nunca defrauda

Un local que sin perder la esencia del primigenio Garbel, se da un profundo lavado de cara empezando por su graffiti mural de 5 metros de ancho, realizado por Nicolás Villamizar, que da la bienvenida a un espacio dividido en cuatro ambientes según sean tus necesidades e ideado por José María Eiriz. Un punto de encuentro más que necesario cuya estética industrial y apego por lo hidráulico, el ladrillo visto y un servicio ataviado con monos mecánicos celebra una propuesta de platos por todos conocidos y dispuestos para ser compartidos.

Una carta variada con la que agradar a cualquier tipo de paladar y que plantea una consecuente informalidad sin olvidar el respeto al buen producto. Platos como sus tallarines con repollo, judías, zanahoria, apio, calabacín y gambas; rollitos primavera versión mini con carne picada y verduras; platos de cuchara con caldos a base de morcillo, morcilla asturiana, mano de cerdo o gallina criolla; tostas de solomillo con cebolla caramelizada o salmón con crema de queso; surtidos de croquetas o alitas con su salsa especial o el gran éxito de la casa desde tiempo inmemorial: sus bocadillos de 15 centímetros elaborados al momento.

¿Te preguntas cuál pedir? ¿Acaso el de calamares con pan negro o el de tortilla con pimientos verdes no te dejan salivando antes de dar el primer bocado? Pues ahí tienes la respuesta.

Detalles




  • Dirección: c/ de las Infantas, 28
  • Horario: L-X: 09,00h a 01,00h, J-S: 09,00h a 02,00h y D: 09,00h a 00,00h
  • Teléfono: 916 01 52 66
  • Tipo: Restaurante
  • Web: http://www.garbelmadrid.com/