De esto que se echa el día de tu cumpleaños encima y no has preparado nada. Quieres hacer algo interesante pero no tienes tiempo de preparar nada en casa. Pretendes invitar a tu familia y/o grupo más íntimo de amigos pero no sabes en qué lugar poder hacerlo. Si te has encontrado así en más de una ocasión, no te preocupes. El hotel Hyatt Centric de la Gran Vía es tu salvación. ¿No te lo crees? Sube a la primera planta y después me cuentas. Hielo y Carbón tiene la solución. F: Todas las imágenes por cortesía de Hielo y Carbón

Ubicado a pie de una de las calles más transitadas y comerciales de Madrid pero suponiendo un verdadero oasis entre tanto ir y venir espídico, el restaurante del hotel Hyatt Centric supone un verdadero alivio frente al mundanal ruido. Un lugar de esos donde el silencio, la música y el tintineo de las copas o cubiertos parecen ser el único hilo musical aceptado; y donde entregarse a una aventura de lo más moderna y sugestiva.

Con Pablo Bernal de la Cierva como perfecto capitán de barco y un equipo de grumetes que muchos podrían envidiar, Hielo y Carbón se convierte de pleno en el acierto de esta temporada. Dos salones (uno interior y otro exterior) y espacio para aburrir suponen la apuesta de la cadena Hyatt por la gastronomía más pura y refinada en todo su significado. Una cocina a la altura de cualquier local de postín y gran solera, pero con ese toque canalla que imprime tener a los pies la Gran Vía.

¿Eres de brunch los domingos? De 13h a 16h tienes uno de los más apetecibles para que te puedas quitar el mono de huevos benedictinos, platos y más platos de gofres y pancakes y esos cócteles y bebidas detox que tanto te llaman

Platos como el bocadillo de calamares con alioli de peras asadas y salsa ají panca, su surtido de croquetas (setas y jamón), ceviche de Rosa Merino, ensalada de endivias con fruta tropical y cacahuetes caramelizados, pulpo al carbón con yuca frita, bacalao con pil pil madrileño con puerritos, fideuá de verduras de temporada, arroz meloso con lomo salteado, secreto ibérico glaseado con hummus de cocido madrileño, chipirones a la plancha con caviar de lentejas y trompetas negras melosas, la hamburguesa de txuleta con pan brioche y bien de queso y bacon o el asado de tira a baja temperatura con papas arrugás nos dejan con los ojos a punto de pasarse al blanco pero con ganas de seguir con el postre… Por curiosidad.

Dicen que la curiosidad mató al gato y en Hielo y Carbón es lo que sucede. Postres como su panacota de chocolate blanco con mousse de chocolate con leche, la cheesecake con frutos rojos y helado de violetas o su manzana de caramelo (sí, como la de las ferias) terminan de rematar una cena impecable en la que solo podríamos echar en falta una buena copa de sobremesa. También la tienen. Sube a la 10ª planta y disfruta de su terraza con un ambiente de lo más variopinto y unos combinados de autor pa tu boquita, que diría Ricky Martin.