Con más de medio siglo de historia y la plena disposición para hacer de tu festejo, brindis o primera cita algo de lo más especial, José Luis sigue apostando por un producto imbatible mientras demuestra que lo ‘old fashion’, con ellos, nunca pasará de moda.

Y es que la modernidad está muy bien en muchas circunstancias, pero cuando quieres comer rico (y muy bien) lo que te da un clásico, no te lo da ningún otro. Es normal que, por este motivo, la voz se haya corrido y las generaciones se sucedan en un restaurante mítico de la capital donde, según el escritor Emilio Romero, «escritores, artistas, mundo social relevante, políticos, banqueros y gentes de las profesiones serenas o excitantes» ya se reunían en José Luis, seducidos por los exquisitos pinchos y el distendido ambiente tertuliano en torno a ellos.

Pinchos, raciones para compartir y una selección de postres, para que no te saltes ni un solo pase, es lo que encuentras en un José Luis que, también, dispone de catering.

Un verdadero disfrute para el paladar, que da fuegote a esas ganas que tenemos por socializar y pasarlo bien y que, en cualquiera de las sedes que José Luis tiene en la capi, saben cómo hacernos sentirnos parte de la familia, abriéndonos el apetito con una copa de sus vinos de Bodegas Mocén en Rueda, con la que nos es imposible no fildelizar.

Un José Luis donde sus pinchos de bonito con mahonesa, huevas de mújol, salmón ahumado con queso Filadelfia, ensaladilla rusa o jamón ibérico de bellota rivalizan con los de tortilla española, morcilla de Burgos, merluza rebozada o brascada de solomillo, mientras su ensalada de aguacate con langostinos, calamares a la andaluza, zamburiñas plancha, raviolis de queso de cabra, gambas al ajillo, entrecot o lubina a la parrilla, con sus verduritas, te dan el momento del día y adelantarse a un fin de fiesta que sabe a la tarta de limón de José Luis y al brownie con crema de chocolate blanco. ¿Se puede estar en la gloria? Sí, se puede.