Si estás paseando por el centro de Madrid y el hambre empieza a hacer su aparición estelar, tengo la solución. ¿Qué te parece si nos marcamos un plan gastro de productazo a la enésima potencia acompañado por esos champagnes, cavas o espumosos, que tan bien nos hacen pasar de 0 a 100 en un plan totalmente improvisado? Apunta, La Burbujería.

Localizado en número 7 de la muy transitada y popular calle del Barco, nos topamos con el local que enorgullece al chef Hernán González por su esencia, apego a la tradición y total honestidad. Un restaurante desde donde el más aventajado alumno del maestro Abraham García (ya sabes, el de Viridiana) se encarga, a diario, de poner todas sus fuerzas en compartir con sus comensales ese bulle bulle de innovadoras recetas, que desde hace años han hecho que no solo volvamos una y otra vez para que nos siga dando de comer, sino que ha hecho que turistas extranjeros vuelvan para que les siga haciendo gozar.

El chef Hernán González da en la diana con este sueño hecho realidad del que ya hablan allende los mares

Una cocina auténtica y con la dosis justa de modernidad para que resulte totalmente adictiva y no nos podamos resistir a ese hummus de garbanzos de cocido madrileño, tacos de ropa vieja, bravas del sudeste asiático, croquetas porteñas, ajoblanco de anacardos con torreznos y uvas, carrillada a la cerveza negra, mollejas de ternera o tuétanos de vaca asados, con tostaditas y sal ahumada, tan delicadamente deliciosos.

Una propuesta gastro que, gracias al buen tino de González (fue el tercer mejor alumno de su promoción en el curso de Sumillería de la Cámara de Comercio de Madrid) se completa con 60 referencias de burbujas para esos paladares que se pirran por darle ese toquecito especial a sus comidas o cenas.

Citas de lo más necesarias para romper con la rutina y entregarnos al talento de un González brillante y en estado de gracia en este pequeño y ecléctico restaurante de gusto industrial donde, además, resulta que celebran un club de lectura, un ciclo de cine y de sus paredes cuelgan obras de artistas locales. Todo es fantasía, todo sumando, todo de muy buen gusto. ¡Que aproveche!