Solo nos hace falta salir del centro para darnos cuenta de que hay un gran mundo gastronómico más allá de Ponzano, Gran Vía, el barrio de Salamanca o la zona de Cuatro Caminos. De ahí, que no podamos resistirnos a pillar metro y bajarnos en Arganzuela, un barrio a 15 minutos del meollo de calzada y tienda mastodóntica donde nos espera Latxaska Etxea, un vasco con un menú del día imbatible. F: Todas las imágenes cortesía de Latxaska Etxea © Latxaska Etxea.

La selección diaria del producto que llega a Latxaska Etxea permite a la casa ofrecer una propuesta gastro exquisita de la carta al menú del día

Es un verdadero gustazo encontrarse, de vez en cuando, con personas como Máximo Alessanco, un vasco de buen paladar que supo materializar la idea de conseguir abrir un txoko en Madrid, y que este contara con una parroquia de entregados fieles a una cocina sin filtro, de temporada y cuyas materias primas elegidas a diario.

De este modo, quien se desplace a Latxaska Etxea se dará cuenta de que allí a lo que se va es a comer bien, alejándose de cualquier tendencia sofisticada que no llena el estómago pero sí el carrete de fotos del teléfono. Latxaska Etxea es un restaurante que, superadas las debilidades e inseguridades de la competencia, sabe cómo hacer del producto el único influencer invitado a la fiesta del sabor más natural, más intenso y más auténtico. Ese que los vecinos de Legazpi ya se conocen.

Una carta clásica que no quiere dejarse ni un solo guiso tradicional vasco en el tintero, porque no solo de carnes destaca el norte. Por eso, a platos como a sus pochas de Sangüesa estofadas con verduras o a su carrillera de cebón estofada al vino tinto, le acompañan platos como el puerro confitado en casa relleno de txangurro, los pimientos piquillo cristal con ventresca de atún, la corvina especial Latxaska sobre un guiso de calamares en su tinta y emulsión de espirulina, las kokotxas de bacalao al pil-pil, el rabo de toro deshuesado con muselina de patata y albero de pan y ajo frito o la txuleta de vaca madurada. ¿Postrecito? Pídete la goxua (nata, bizcocho, crema y caramelo) o su deliciosa pantxineta porque, ya lo sabes, ¡hemos venido a jugar!