Lluritu abandona su Gracia natal para abrir su cuarta sede en el vecinísimo Eixample Derecho. Liderando el upper Passeig Sant Joan, esta marisquería desenfadada -tal y como ellos se autodenominan con acierto- ocupa una zona emergente, aunque falta de una oferta gastronómica de calidad. Dicho esto, es fácil entender que Lluritu 3 se haya convertido en un clásico instantáneo del barrio: su personal atento luciendo preciosas chaquetillas old school, sus platos de toda la vida con producto de calidad y la jarana que se genera en el lugar son las claves para que este restaurante parezca uno de los más longevos y aplaudidos del barrio. No cuesta entender que, en poco menos de medio año, encontrar una mesa en 72 de Paseig Sant Joan se ha convertido en poco más que una tarea imposible sin reserva previa.

Este restaurante sin pretensiones hace honor a la gama media que representa con su nombre: el lluritu es pescado divertidísimo con escamas rojizas y ojos saltonesque mide entre 12 y 16 centímetros de largo. Se trata de un pescado muy valorado por su sabor intenso y textura firme, lo que le convierte en un buen candidato en la mesa que, aunque es más costoso que una merluza o dorada, sí está por debajo de otros premium como el rodaballo o el besugo. El lluritu es, pues, un fiel reflejo del restaurante al que da nombre y lo que se puede encontrar en él.

El lluritu es pescado divertidísimo con escamas rojizas y ojos saltonesque mide entre 12 y 16 centímetros de largo

Su carta empieza con platillos para picar como la ensalada anguila ahumada; la crema de coliflor, gamba blanca y espárragos; las sardinas marinadas; o básicos del tapeo elevado como son las ostras o las anchoas, entre otros. No obstante, el menú empieza a coger personalidad propia con los raviolis de pies de cerdo y gambas; las zamburiñas; la lengua de ternera con navajas y escabeche; las mollejas con cocochas de bacalao; o el que para mucho es ya el hit indiscutible de la carta: el gambote con huevo frito y patatas.

Si por algo se caracteriza el cuarto miembro del Grup Lluritu, eso es por el manejo que tiene de los arroces. Sin perder la esencia de la marisquería de barra, Lluritu 3 se ha estrenado en esta modalidad culinaria con éxito. Ya sea el seco de marisco, el negro, el suquet arromescat o la cazuela de fideos con gambas, las paelleras se pasean con garbo por el lugar: llenas cuando salen de la cocina y completamente limpias al volver. Entre los postres, no cabe espacio para la duda: el mousse de galleta Maria es una regresión merecida a la mejor de las infancias.

Si por algo se caracteriza el cuarto miembro del Grup Lluritu, eso es por el manejo que tiene de los arroces

El local, como su carta, está inspirado en las mariquerías de toda la vida: suelo hidráulico, barra donde comer observando el trajín del lugar, dos alturas -la inferior con mesa alta como manda la informalidad- y una terraza en una de las avenidas más buscadas de Barcelona que también acepta perros. Sus toldos rojos ya se han convertido en el refugio favorito de los canes del barrio.

Producto de calidad con mínima intervención, buen servicio y una situación privilegiada convierten Lluritu 3 en un favorito del barrio que ha llegado para quedarse. El precio medio para disfrutar del mismo es muy democrático: empieza en los 30€ si decides pedir platillos y una copa de cava en la barra y sitúa su ticket medio en los 50/50€ si el comensal se decide por un arroz o pescado de lonja.