Maldita Barra, donde gastronomía y arte confluyen
Seguro que habéis escuchado el nombre de Maldita Barra. Y si no, probablemente lo haréis pronto. Porque con tan solo un año, este lugar ha conseguido hacerse un hueco en el mapa gastronómico de Barcelona, pero no solo por su cocina.
Podríamos decir que es un restaurante. También una cafetería. O un wine bar con alma de galería. Pero realmente es todo eso junto. La idea nació en la cabeza de Ana de Espona, tras vivir varios meses en Hong Kong. Allí se encontró con bares diminutos y restaurantes multifuncionales, llenos de personalidad y mezclas improbables que funcionaban. ¿Por qué no plasmar esto en una ciudad tan rica en inspiración como Barcelona?
Más allá de lo que encontramos en su carta, Maldita Barra es la suma de sus detalles. Cada cuadro, cada disco y cada colaboración artística tiene un motivo. Como dice Ana, «aquí no todo es perfecto, pero todo tiene alma». Como el cuadro que te da la bienvenida al espacio, con cinco mujeres representadas, en comunidad, plasmado por Sandra Modrego. O las botellas de vino que encontramos en sus preciosas estanterías: todo forma parte de una historia, y de un inmenso sentido de la hospitalidad.
Comer con sentido, saborear con intención
La cocina de Maldita Barra es sabrosa, cercana y nada pretenciosa, pero está pensada al milímetro. Se inspira en los sabores vegetales y especiados del Mediterráneo y Oriente Medio, con un toque moderno y refrescante. La carta ha sido construida de la mano de los chefs Jordi Limón y Martín Badó, del proyecto MAM del Bó, y el resultado es una mezcla de platos que encajan a cualquier hora, ya que el espacio está abierto desde desayuno a cena.
¿Ejemplos? Desde su estupenda milanesa con huevo poché y trufa hasta un rigatone cacio e pepe con la misma combinación ganadora. También encontramos opciones más exóticas como el ceviche de lubina, cremas a la brasa, hummus con berenjena y focaccia, o su deliciosa shakshuka harán las delicias de paladares variados, más o menos curiosos. Un capítulo a parte merecen sus postres, con pasteles caseros de los que calientan el alma, o opciones más cosmopolitas, como su tostada francesa, un absoluto festín de sabores. Un listado de platos pensado para compartir y disfrutarlos, igual que se disfruta de una buena conversación.
Pero lo que hace especial a Maldita Barra no es solo lo que se come, sino cómo se vive. El espacio está dividido en dos zonas: una más informal, para desayunar, tomar un café o picar algo on the go. Y otra más libre, transformable, pensada para cenas largas, eventos, sesiones de vino, encuentros con artistas o tardes que empiezan tranquilas y acaban siendo otra cosa.
Maldita Barra es así un lugar abierto a todos, tanto a los que viven la ciudad como a los que vienen de paso, pero buscan un lugar donde sentirse como en casa. Y podemos confirmar que lo consiguen.


Detalles
- Dirección: Carrer del Rosselló, 242, Eixample, 08008 Barcelona
- Tipo: Restaurant
- Web: https://www.malditabarra.com/es/