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Ariana Díaz Celma

Ya sabemos que el tema del tequila lo tienes más que controlado y que, si no has probado como mínimo diez variedades, no has probado ninguna. Pero seguro que todo cambia si hablamos de mezcal y que la bebida mexicana por excelencia dibuja un gran interrogante en tu cabeza. Tranquilo, nosotros estábamos igual hasta que la crew de Mezcal Amores nos invitó a descubrir los secretos de uno de los licores más artesanales del planeta, que capta la esencia del país del picante. La presentación no pudo ser en un lugar mejor: el Mutis, que abrió sus puertas un mediodía para ofrecernos un menú típico mexicano, que maridamos con cócteles hechos a base de Mezcal Amores. Te contamos un poco su historia, porque nos pareció francamente interesante.

El mezcal es una bebida que se produce a partir de la planta de agave, que tarda nada más y nada menos que 10 años en crecer, con lo que su producción es limitada y laboriosa. En el caso de Mezcal Amores, los algaves crecen en la región de Santiago Matatlán, Oaxaca, donde absorven el sol durante una década y todas sus virtudes -muchas de ellas afrodisíacas-, para ser transformados en líquido de alto voltaje a posteriori. Tras la jima -que así se llama el proceso de extracción-, llega el cocimiento de la planta, que se lleva a cabo durante cinco días. Después se coloca el algave en un molino egipcio y se muele con una piedra en forma de rueda, para ser fermentado a posteriori -un proceso que dura entre 7 y 13 días-. Una vez en este punto, llega el momento de la destilación triple, para pasar al embotellado a mano y al posterior etiquetado, donde se puede leer su numeración, fecha y firma del maestro mezcalero. Una auténtica filigrana, vamos.

A pesar de lo que muchos puedan pensar, la vida de Mezcal Amores se remonta a 2009, una historia relativamente corta si tenemos en cuenta su ascenso meteórico como bebida premium de referencia. Eso sí, el encargado del proceso es uno de los mejores mezcaleros del país, Enrique Jiménez, que cuenta con una tradición familiar que se remonta a 200 años. El resultado es una bebida de cuerpo suave, aroma cítrico y ligeramente ahumado, con notas de flores silvestres. El gusto es suave, con notas de agave recién cosechado, toque de almendras, con matices de cáscara de naranja y de pimienta rosa.

Si te has quedado con alguna duda, aprieta play en el vídeo que puedes ver bajo estas líneas y donde se explica de forma precisa el proceso de elaboración del Mezcal Amores.