En la esquina de Pau Clarís con Diputación, un pequeño local de techos altos te llama la atención a primera vista. Con una combinación de ladrillos, madera y colores vivos, se trata de un nuevo espacio gastronómico especializado en pasta. Musiú, como lo han llamado sus propietarios, es un concepto alternativo de la pasta tradicional italiana, al más estilo slow-fast.

«La pasta ya no es algo únicamente italiano, igual que la hamburguesa ya no es típica americana»

Bajo la premisa de que «la pasta ya no es algo únicamente italiano, igual que la hamburguesa ya no es típica americana», este grupo de jóvenes venezolanos se ha lanzado a la aventura de innovar en el terreno más tradicional. Y para ello, han querido empezar dándole un toque de lo más personal y característico: el nombre. Musiú, es la palabra modificada de «monsieur», proveniente del francés, con la que los venezolanos llamaban a las personas que llegaban desde Europa. Pero su granito de arena también está en sus creaciones; con la idea de recuperar uno de los valores de la dieta mediterránea como es la pasta, la creación de sus platos se sale de lo que conocemos y juega con la combinación de ingredientes para crear una extraña explosión de sabores en tu paladar.

Su filosofía se basa en el slow-fast: comida rápida al más estilo slow, garantizando buena comida a precios razonables.  Porque si hay algo que realmente les gusta a estos chicos, es la elaboración artesanal como forma para entender la gastronomía. Y es que, todos sus platos reúnen la tradición y la personalidad, por lo que en su carta se pueden encontrar platos tan característicos como las focaccias, piadinas, ensaladas, y por supuesto, las pastas, donde han querido combinar la tradición con la innovación, para darle su toque más personal. Y lo que hace que esos platos sean aún más interesantes, es que están hechos con productos frescos del día, y las pastas, preparadas por un obrador artesanal.

Entre los favoritos de Musiú encontramos las Margherite rellenas de manzana y cebolla caramelizada, con salsa de gorgonzola, rúcula y piñones y los Fiocchi, rellenos de pera y queso gorgonzola, bañados en pesto de rúcula, con frutos secos y cebollino. Sí, lo habéis entendido bien, pesto de rúcula, porque en Musiú les gusta darle un giro a los sabores más típicos y conocidos. Y como realmente novedoso, destaca el plato más sorprendente: los rigatoni kalamata verduras. Una salsa que por sorprendente que parezca, combina a la perfección un gran surtido de verduras con carne de butifarra.

Cabe destacar también su gran surtido de focaccias y piadinas, entre las que destacan la focaccia de romero con pera, queso taleggio, percorino, miel y salvia, y la piadina de queso taleggio, mozzarella, bresaola, rúcula y tomate. Un exquisito manjar con una masa fina y hojaldrada de harina de trigo, ¡que te hará babear! 

Buscando con un café kilómetro cero, se toparon con Cafés el Magnífico, con los que han creado su café personalizado

Y si hay algo con la misma personalidad que el propio nombre del local, es el café que sirven en Musiú. Su gigante pizarra de madera colgada en la pared, te muestra una lista de dos columnas con distintos y variados cafés. Buscando con un café kilómetro cero, se toparon con Cafés el Magnífico, con los que han creado el café más personalizado que te puedas encontrar. La carta de cafés brilla por sí misma, pues los nombres no son los que conocemos; así, son nombres de ciudades o países de donde ese tipo de café es típico. Pero si hay que destacar uno, ese es el Mocca Nutella, que se sirve frío y con el vaso lleno de Nutella.

En definitiva, Musiú es el espacio en el que te querrás quedar, donde los sabores y olores más tradicionales confluyen con los más innovadores, y donde tres jóvenes venezolanos han pensado una carta muy específica para que puedas disfrutar al máximo de su cocina. Porque ellos son «gente de otra pasta», ¡y la quieren compartir contigo!