Una placa en la puerta, en la cual se advierte que está reservado el derecho de admisión a menores de 40 años, funciona a modo de magnífica declaración de intenciones. Todos sabemos que para Kim Díaz el hedonismo no termina a los 30 y muchos somos los que celebramos esta decisión. El también responsable de los vecinísimos Entrepanes Díaz y Bar Mut, se ha unido de nuevo con el premiado coctelero Joao Eusebio –con quien ya emprendió una aventura similar en el principal que ocupaba la coctelería clandestina Mutis sobre el segundo de los restaurantes mencionados–, una ecuación a la que ahora se suma Dj Mi.Ro para dar vida a Muticlub. F: Cortesía de Muticlub

Muticlub da una bocanada de aire fresco a la noche de Barcelona, no solo por lo único y kitsch de su interiorismo y por regalar una pista de baile íntima con música disco casi cada día de la semana, sino también por ser la primera coctelería que basa su carta de cócteles en el vino. Claramente, estamos ante la perfecta reencarnación del desaparecido Mutis, aunque con la pasión por el vino que siempre ha caracterizado al Bar Mut.

El vino es el protagonista del espacio y se sirve en dos formatos: a copas o como ingrediente estrella de la carta de cócteles

El vino, pues, es el protagonista del espacio y se sirve en dos formatos, el primero –y más clásico– nos regala una carta de hasta 80 referencias para probar a copas (que van desde los 5€ a los 105€) o por botellas. El segundo, pura magia, nos introduce en el mundo de los cócteles hechos a base de vino. Aunque pueda parecer un raro a priori, Joao Eusebio, a cargo de la carta, es garantía de confianza: él le dio al Mutis el premio de Mejor Coctelería Europea, según la prestigiosa revista Drinks International, en el año 2012. Así pues, en Muticlub puedes tomar un Daikiri tinto con Numanthia, uno blanco con Lanius de Alta Alella y el rosado con Gran Caus de Can Ràfols dels Caus. Los tres acompañados por el ron Plantation.

La carta de vinos y cócteles de ídem viene acompañada por una propuesta gastro tibia y fría, una buena apuesta para los amantes de las cenas ligeras y el terciopelo. El interiorismo, de la mano de Kim Díaz y Enric Rebordosa, envuelve el local de velvet rosa y azul marino. La moqueta, una bola de discoteca, lámaparas de estilo art decó y luces tenues terminan de redondear la experiencia.