Si estás cansadx de comer mal en sitios que se venden solo por su estética en redes sociales y te gusta la comida casera, como la que comes en esos días en los que se reúne toda la familia, no deberías dejar pasar ni un día más sin dejarte caer por Olmo, un restaurante con el puro encanto de saber hacer las cosas bien y regalarte sabores tan tradicionales como atrevidos. ¿Probamos?

Situado a un tiro de piedra de una de las zonas más bonitas de Madrid, el Paseo Pintor Rosales y alrededores, Olmo nos recibe con lo mejor de la cocina española y todas esas recetas que durante décadas han hecho de nuestra gastronomía, una de las más completas y seductoras del mundo.

Hay gente que piensa que no se debería volver a esos sitios que nos hicieron felices, por lo que pueda pasar. Nos resistimos a no volver a Olmo, pues cada vez supera a la anterior.

Platos de carne, marisco o pescado del mercado a la mesa, con los que convertir la experiencia en todo un plan disfrutón, mientras el Grupo Alcaravea se apunta el tanto, pues desde 2001 llevan acercando lo mejor de la cocina mediterránea a sus restaurantes.

Raciones bien servidas, gusto infinito por esas materias primas a las que no poder ponerles ni un solo pero y una afán por adelantarse a los deseos culinarios de un cliente que sabe, absolutamente, que César del Olmo tuvo un gran acierto al comenzar esta bonita historia gastronómica.

Así, platos como la cecina Black Angus de Geras de Gordón con almendra marcona tostada y aceite de oliva, la ensaladilla rusa de ventresca de boniato y patata gallega, la burrata de Puglia con tomates al pesto, la sardina ahumada con mousse de aguacate, las volandeiras al carbón con escabeche de zanahoria y mango, los torreznos o sus croquetas de gorgonzola, sus flores de alcachofa confitadas a la plancha, sus tallarines de judías verdes de Guetaria, el arroz a banda con gamba roja de Garrucha, los callos a la madrileña con tortilla de patata cuajada al instante, el canelón de cordero lechal deshuesado con verduritas, el magret de pato a la naranja o su rape de tripa negra a la donostiarra serán capaces de hacernos sentir en casa, mientras nos descubren esos sabores y texturas tan deliciosos como atemporales. ¡Y qué necesarios son esos sabores!