Paninaro, la focaccia toscana llevada al máximo nivel
Si hay un gesto universal para determinar que un bocado nos ha gustado mucho, ese es chuparse los dedos. Y es que no hay nada más placentero que rubricar una comida dejando de lado los convencionalismos y lanzándote a cubrir este instinto primario. Y en Paninaro lo saben, por eso su lema es Sporcati le Mani (mancharse las manos), tremenda declaración de intenciones si tu propuesta orbita alrededor de los bocadillos de focaccia, una de las modas más recientes en la Ciudad Condal, y que desde el espacio sacan adelante con matrícula de honor.
Ideado por los creadores de otro hotspot de pura esencia veneciana, Bronzo, su propuesta en Paninaro es clara y concisa: un pan de focaccia artesano, el conocido como ‘schiacciata’, un clásico de la panadería toscana, que se caracteriza por estar cocido en horno y condimentado con aceite de oliva virgen extra y sal marina. Una delicia fina, crujiente y sencilla que dota a su extensa carta de bocadillos de un extra de sabor artesano, ya que lo elaboran ellos mismos en obrador, para acompañar al surtido de ingredientes de primera calidad con los que rellenan sus excelentes panini.
Una propuesta sencilla pero contundente que no pierde ni un ápice de calidad tanto si es para un bocado rápido entre reuniones, como para sentarse a disfrutar del dolce fare niente
Entre las opciones que puedes probar en cualquiera de sus locales, uno de los imperdibles sin duda es la schiacciata Santo Stefano, de mortadela, burrata y pesto de pistacho, una maravilla que resume lo mejor de la gastronomía transalpina de aperitivo; pero también son dignos de mención la Santa María, con porchetta DOP, crema de patata asada, scamorza ahumada y mostaza, toda una explosión de sabor. O la Santa Rosalía, de parmigiana de berenjena, pesto y albahaca. Antes, os recomendamos comenzar el feestín con algunos de los embutidos y quesos con denominación de origen que proponen en el menú, entre los que destacamos el gorgonzola dulce o el pecorino reserva, solo aptos para los devotos más entregados al queso.
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Y si hemos llegado hasta aquí, no nos vamos a ir sin postre, sería un peccato. Y si hay que pecar, que sea a lo grande: porque el San Pietro, su brioche caliente relleno de nutella o el San Gennaro, el cannoli de pistacho, bien valen un amén con todas las letras. En el apartado de las bebidas, podéis elegir entre un completo surtido de vinos de esta región italiana, además de refrescos hechos allí, como la aranciata Lurisia (naranjada).
El local de Paninaro en Gracia destaca por su personalidad: una cocina abierta donde ves cómo cada embutido es cortado al momento, junto a un comedor acogedor de estética dinner, cuidada y moderna, y todo ello rodeado de detalles que marcan la diferencia, como productos italianos que puedes comprar directamente in situ al más puro estilo deli, o camisetas con ingeniosas frases en italiano. Cada rincón construye el imaginario Paninaro como una propuesta todoterreno para comer rápidamente entre reunión y reunión, o sentarse a disfrutar de la comida y del dolce fare niente.
El restaurante cuenta con un local en Barcelona en Gràcia (Sèneca, 33), y además ofrece delivery a través de Glovo, porque todos los caminos llevan a Roma. Solo nos queda decir que da gusto cuando la calidad habla por sí sola y no hace falta decir nada más que un directo y contundente: tienes que probarlo, porque hay vida más allá de la pizza en la gastronomía italiana. Más info, aquí.
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