Dicen que segundas partes nunca (o casi nunca) son buenas, pero si le damos un pequeño giro a la fórmula y le ofrecemos la oportunidad a un trío de chefs curtidos en uno de los mejores restaurantes de nuestro país (y del mundo), demostrando que el aprendiz puede equilibrarse al maestro, te deberías sentir obligado a probar lo que hay de bueno y buenísimo en Pedegrú; que es mucho.

Nos desvíamos un poco por la senda gastronómica habitual de la capital y nos alejamos lo suficiente como para volver en caso de que la expedición no sea de nuestro gusto. No es el caso, porque una vez probado Pedegrú lo que más te va a apetecer es quedarte lo más cerca posible para seguir probando y probando sin parar. Dani Lasa, Llorenç Sagarra y Miguel Caño son los culpables de que Mugaritz vuelva a nuestra cabeza pero de que, en seguida, lo olvidemos a favor de una cocina auténtica, muy particular y que no atiende ni a copias ni a segundas partes mal interpretadas.

Dani Lasa, Llorenç Sagarra y Miguel Caño, ex chefs de Mugaritz, unen fuerzas para seguir haciéndonos fantasear con una cocina del corazón directa al paladar

Tres mosqueteros entre los fogones de este restaurante que en poco tiempo no solo se ha ganado su hueco en la capital, sino también el paladar de todo aquel que lo pisa a golpe de una serie de materias primas de lo más excepcionales y una manera de ejecutar las elaboraciones sencilla, pero con un twist que merece todos nuestros respetos.

Un local con dos salones, zona de mesas altas, barra, terraza (el veranito ya está aquí) y, atención, una mesa en plena cocina que es el sueño hecho realidad de los más gourmand del barrio. Un Pedegrú de lo más familiar, de servicio impecable y con una propuesta culinaria que llega para dejar huella.

¿Qué se come? Pues de todo, y bien bueno. Quisquillas confitadas al vapor de Jerez Fino, pollo crujiente con mayonesa ligera de ají, croquetas de jamón caseras, mollete de rabo de toro desmigado al vino tinto, moluscos a la brasa con aliño de mostaza verde, milhojas de cecina crujiente, ensaladilla rusa, judías asadas a la parrilla con concentrado de ternera, espárragos braseados con leche de almendra, carabinero XL a la brasa, salmonete a la espalda y escabeche, carrilleras con mole, solomillo salteado y ajos aromáticos, chuletón larga maduración (50 días) y una porra cremosa, texturas de leche de oveja, tocino de cielo hojaldrado y helado con crujiente de láminas de chocolate como fin de fiesta de lo más dulce.

“Bienvenidos, alegrívoros”, reza su carta. Os aseguro que conseguirán alegraros el día.