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Bru Romero

Hay días en los que no te apetece cocinar. Días en los que la nevera está tiritando y necesitas ir al supermercado más cercano a por tu kit de supervivencia, porque de lo contrario no habrá quien te aguante. ¿Por qué no te dejas de historias, de recetas creativas con las que poner patas arriba la cocina y te dejas caer por un restaurante de esos que no solo te hacen sentir como en casa sino que además puedes aconsejar a las amistades como foodie de referencia que eres? ¿Reservamos en Piñera?

La existencia de dos comedores bien diferenciados provoca que cada uno tenga su propio menú. ¿Informal y rápido o formal y con toda la vida por delante?

Localizado en el barrio de Tetuán y con una solera que le ha permitido convertirse en uno de los locales estrella en la capital, el Piñera mantiene su espíritu creativo a través de las manos de su nuevo dueño y señor (chef), Carlos Posadas. Una propuesta clara y elegante, basada en el producto y en una técnica neoclásica como sabrosas señas de identidad a ejecutar y que siguen manteniendo el nivel de este restaurante abierto desde 2008.

Un nuevo ejercicio de autocrítica que después de haberse mantenido estable durante la época del chef Jesús Almagro, recupera el ritmo que le situó entre los mejores con el virtuosismo de un Posadas a pleno rendimiento. Un maestra en el arte no solo de alimentar a sus fieles sino de sorprender en platos como la milhojas de boletus, papada ibérica y canaillas, los buñuelos de bacalao, el rodaballo con salsa de lima y jengibre y sus huevos con salsa Périgueux.

Todo ello regado con una bodega que ya quisieran muchos y que, sin duda, pone broche más que sibarita a una opción gastro que alegrarás haber tomado.

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