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Bru Romero

Si hay una especialidad que casi todo el mundo disfruta es la cocina a la brasa. Una apuesta por el producto origen en su magnánima expresión, una vuelta a lo intrínseco de la cocina tradicional en la que la leña y las brasas moldean las texturas del alimento en cuestión para mayor aceptación de nuestro paladar que es complicado que se resista. En Rocacho saben, sin duda, de qué manera conseguirlo.

Las brasas han sido al verano como los pucheros al frío invierno y es que pese a que muchos puedan creer que en la época estival nos dejamos llevar por un tipo de cocina mucho más ligero y fresco, no podemos olvidar esas benditas barbacoas, espetos y demás éxitos de nuestra idiosincrasia gastronómica más veraniega que nos regalan momentos inolvidables en torno al fuego, el carbón o unos leños bien puestos.

Si eres amante del socarrat, los cortes de vaca madurados entre 40 y 90 días y la frescura de un pescado de lonja, Rocacho es tu parada obligada

Es por ello que no se nos hace complicado dejarnos caer por la nueva apertura en la capital: Rocacho. Un local que basa todas sus propuestas al cariño de las brasas y cuyas materias primas celebran el entusiasmo de saberse puras en sus sabores y auténticas por su lugar de procedencia. De este modo las carnes procedentes de El Capricho de León, los pescados de lonja y los arroces al gusto del cliente que sibarita es un rato, no defraudan si lo que de verdad se quiere es comer como toda la vida se ha hecho: muy pero que muy bien.

Desde su ensaladilla rusa Rocacho, croquetas de bogavante o los tacos de cangrejo de cáscara blanda con aguacate y perlas de curry a su canelón de pollo campero y parmesano,  tortilla de cecina de buey y queso de cabra, sardinas marinadas sobre sofrito de tomate y pesto, llegando a su paella de cigalas y alcachofas y fideuá con carabineros para terminar con el pitxin al ajillo, su chuleta de vaca madurada durante 90 días o unas chuletillas de lechazo que no se las salta ni un experto, la carta es una fantasía para todo aquel que desea comer en condiciones, no quedarse en medias tintas y disfrutar de cada bocado.

Una seleccionada variedad de opciones que pese a no ser muy extensa es más que suficiente tanto para el que se acerca por vez primera como para el que repite y que además cuenta con un dulce final a golpe de tarta tatín de higos con helado de vainilla y ron que sirve de broche inmejorable de este local que dará mucho que hablar. Estén atentos pero ¡reserven!

Detalles




  • Dirección: c/Padre Damián, 38
  • Teléfono: 914 21 97 70
  • Tipo: Restaurante
  • Web: http://rocacho.com/