Fueron muchos los que en su momento emigraron fuera de nuestro país para probar suerte laboral. Un futuro que se presentaba incierto para familias como la Fernández Iglesias que se aventuró a la tropical Sao Paulo para labrarse un futuro que sabía a alta gastronomía carnívora y asentó las bases de un pequeño imperio: Rubaiyat.

Localizado en pleno barrio de Chamartín, donde en su momento se emplazó el Balneario de Cabo Mayor, Rubaiyat se convierte así en la sede española de la cadena de restaurantes que el empresario (y fundador) Belarmino Fernández Iglesias empezó a cocinar a fuego lento en los 50.

El chef Daniel Redondo es quien se esconde tras las parrillas y brasas de este nuevo Rubaiyat que tiene aún mucho que hacernos salivar

El triunfo de la perseverancia servido sobre una mesa repleta de las mejores carnes, los más impecables cortes , una gran variedad de opciones más allá de la ternera o el cerdo, dispuestas en una carta en la que todo lo que está debe estar y pocos detalles faltan.

Una lista sencilla y sin más aderezo que la calidad que comienza con el producto tal cual se corta con carpaccios variados, tartar o tiradito de atún rojo, prosigue con mollejas de corazón a la parrilla con alioli suave de limón, empanada de solomillo con ensalada verde, alcachofas con txangurro, pulpo a feira y termina en una verdadera fiesta de cortes Kobe raza Tropical, su picanha o entraña raza Brangus o variantes como el cochinillo confitado con salsa de flor de Jamaica y tarta tatin, pollito de grano de corral marinado en miel de romero o lomo de merluza de Burela con laurel y limón para los detractores de las carnes con mayor sabor a carne.

Un festín en toda regla del que no nos recuperamos hasta días después en los que recapacitamos y decidimos que Rubaiyat se merece una segunda vuelta (o tercera o cuarta o…) ya sea en el interior de su local como en su terraza preparada para disfrutar de un bonito día de verano. Para gustos, Rubaiyat. Sin duda.