Cuando uno se presenta un domingo al mediodía al Cecconi’s a comer o –para los más trasnochadores– desayunar, debe tener muy en mente que lo que está a punto de vivir no es una experiencia cualquiera. Es, sin lugar a dudas, el mejor brunch que probará en mucho tiempo y el mejor de la ciudad de Barcelona: el Sunday Feast Brunch. F: Todas las imágenes por cortesía de Cecconi’s Barcelona

Cecconi’s es un restaurante italiano que nos transporta directamente a los años 20. Si lo que uno busca es belleza y exuberancia a raudales, aquí lo encontrará

Hospedado en el Soho House Barcelona, emblema internacional del buen gusto, Cecconi’s es un restaurante italiano que nos transporta directamente a los años 20, como si de una escena de El Gran Gatsby se tratara. Lámparas de araña colosales visten con suma elegancia un espacio abierto que se sirve del terciopelo rojo, el verde de la naturaleza y una decoración exquisita para recibir al comensal; hirviente de emoción. Si lo que uno busca es belleza y exuberancia a raudales, sin lugar a dudas, aquí lo encontrará.

Cuando uno llega a la mesa, tan impoluta como el servicio del restaurante, se verá altamente agitado por la expectativa. Un maître le recibirá con una sonrisa de oreja a oreja y muchas palabras amables, le informará de que el precio del banquete es de 55€ por persona (50€ para socios) con copa de bienvenida –aquí lo más normal es que uno sienta el impulso de salir corriendo en cuanto antes– y le ofrecerá las cartas de bebidas (sí, en plural).

La burrata del Sunday Feast Brunch. Cortesía de Cecconi’s Barcelona

Tanto los cócteles como su cuidada selección de vinos y demás son excelentes. Acompañados de buena compañía, conforman una mezcla difícilmente superable

El alcohol no es obligatorio pero sí aconsejable en un brunch de estas características: uno querrá probarlo absolutamente todo; y nunca viene mal un poco de ayuda para ir abriendo boca. Además, tanto los cócteles como su cuidada selección de vinos y demás son excelentes; y acompañados de buena compañía conforman una mezcla difícilmente superable. El Sunday Feast Brunch es exactamente lo que su propio nombre indica: un festín. 

Bellini en mano, uno debe abordar el buffet con calma; los viajes ida y vuelta a la mesa serán muchos y ésta es una experiencia para degustar sin prisas. Lo ideal es que uno lo pruebe todo –o casi todo–, y aunque el menú incorpora ligeras modificaciones cada semana, especialmente recomendables son sus huevos arrabbiata, la burrata, su risotto con espárragos, guisantes, habas y queso de cabra, el pan de leche con nueces y sus tablas de queso DIY.

Parte del buffet del Sunday Feast Brunch. Cortesía de Cecconi’s Barcelona

El banquete de postres, digno de los mejores festines de Maria Antonieta, es toda una experiencia multisensorial. Tan agradable al paladar como a la vista

Al segundo sorbo de prosecco, uno entenderá que el plato fuerte de verdad son los postres; y aquí le llegará a uno el momento de sacar fuerzas de donde no las hay. El banquete de postres, digno de los mejores festines de Maria Antonieta, es toda una experiencia multisensorial; tan agradable al paladar como a la vista. Uno debería probarlo todo –sí, todo– aunque no tendría que pasar por alto bajo ninguna circunstancia el cheescake. 

Y más tarde, antes de abandonar el hotel, feliz y con el estómago absolutamente satisfecho, uno pagará sin remordimientos el alto coste exigido por tal festejo; y comprenderá que las cosas buenas de la vida, a veces –y solo a veces– hay que pagarlas. Porque hace tiempo aquí que hemos dejado de hablar de comida: esta es una experiencia de lujo y promete dejar huella de por vida.

Parte del buffet de postres del Sunday Feast Brunch. Cortesía de Cecconi’s Barcelona