Aprovechar el éxito es algo que en el negocio de la gastronomía está a la orden del día. Cuando la idea es buena, el producto aún mejor y el comensal se va más que contento, si existe la oportunidad de expandirse, hay que apostarse todas las fichas posibles. Un juego que el Grupo Saona parece dominar, y que ya le ha reportado la apertura de 4 locales en Madrid, sin contar con los 6 que tiene ya en Valencia. Pero ahora es el momento de disfrutar de Tagomago. Os aseguro que se consigue. F: Todas las imágenes cortesía de Tagomago

El barrio de Salamanca sigue añadiendo greatest hits con Tagomago, un enclave donde tan importante es el continente como el contenido y donde la experiencia gastronómica supera a cualquier bocado sofisticado y cosmopolita que te hayas podido llevar a la boca hasta el momento.

La particularidad de su menú cerrado y una propuesta claramente mediterránea, sin aditivos ni engañifas, convierten a Tagomago en el restaurante con el que soñar

Un espacio de lo más urbano donde comer, cenar o lanzarte a coleccionar un cóctel tras otro y en el que no perder el ojo a las materias primas más frescas en un evocador entorno muy setentero. Calidez, volumetrías varias y perfiles escultóricos firmados por el estudio de Sandra Tarruella, que acompañan a cada uno de los 4 menús (sí, de mediodía entre semana y fin de semana y de noche entre semana y fin de semana) de donde se escoge entre un entrante, un plato principal y un postre a un precio único (si eres comilón puedes pedir algo más).

¿Qué tienes que pedir? Pues lo que te pida el cuerpo pero si me permites el consejo, no deberías salir de Tagomago sin el ferrero de foie con queso de cabra y confitura de tomate, la berenjena caramelizada con shiitake y crema agria, el taco de hoja de cogollo tikamasala con mahonesa de curry, el roll vietnamita de atún con melón y aguacate, los canelones de rabo de toro, los rigatoni con longaniza de Requena con setas y salsa de parmesano con trufa, el salmón noruego sobre mahonesa de eneldo, el tataki de vaca rubia gallega, el arroz meloso de trufa con huevo a baja temperatura y una tarta banoffee (galleta, plátano, dulce de leche y nata) o una cookie de chocolate con helado de vainilla y chocolate fundido en el estómago y una sonrisa en la cara que mucha gente te querrá copiar. ¡Buen provecho!