Si la cocina oriental es una de las gastronomías más comunes en cualquier planazo que se precie, la cocina mejicana no se queda atrás. Y es que a pesar de sus digestiones no tan ligeras como la asiática, debido en parte a la mezcla de texturas y a sabores mucho más especiados y potentes, pocos hay quienes se resistan a una especialidad auténticamente azteca, exótica y con múltiples posibilidades. ¿Nos dejamos caer por Tepic?

De primeras puede que la nueva localización de Tepic te confunda pero dado el éxito que el restaurante tuvo en el barrio de Chueca, ahora da su salto al barrio de Salamanca para convencer a un público diferente de que la cocina mejicana también puede ser sofisticada sin perder su estilo urbano y el divertimento propio del colorido de su cultura.

A clásicos como sus panuchos o huaraches se le une un brunch impecable que también logra rango de clásico

Un local mestizo que sigue extendiendo sus raíces (más de 9 años entre nosotros) y que a dos plantas permite saborear una carta de nuevos y antiguos platos (los del local primigenio), de manera distinta y desenfadada y sin decirle que no a mezcales y tequilas que tan bien acompañan lo que está por llegar.

Un atrevimiento vanguardista de quien se sabe maestro en lo suyo (en este caso el chef Ángel Rodríguez) y que a través de materias propias (provienen de Segovia) nos dejan grandes aciertos como sus totopos de carne del pastor o chorizo, tacos de camarón, tortillas de maíz rellenas de pollo y bañadas en mole, también conocidas como enmoladas, ceviche de pescado, enchiladas gratinadas y unos dulces que no podemos saltarnos por culpa de sus buñuelos con baño de cajeta y helado de vainilla de Papantla o el pastel tres leches.

Un lugar donde las sobremesas se convierten en madrugadas absolutamente interesantes o afterworks previos a una cena para recordar por mucho tiempo. Y todo con un equilibrio calidad-precio que enamora al personal. ¡Y que viva México, cabr*nes!