Estamos asistiendo a una tendencia absoluta de compromiso y sostenibilidad para con el medio que nos rodea, y esto también ha alcanzado a la gastronomía. Ser fieles a sus orígenes y al producto por el producto, es lo que ha llevado a una gran cantidad de chefs a apostar por la autenticidad y dejarse de tanto filtro. De ahí, que restaurantes como Desborre hayan, al fin, encontrado su hueco.

Y es que lo que hace Lucía Grávalos al frente de los fogones de esta casa de comidas con esencia riojana es una verdadera maravilla., pues su apuesta por las recetas de toda la vida y las verduras de huertos ecológicos, la ganadería en libertad y la pesca sostenible de productores concienciados y de proximidad no solo es redonda, sino que ha llenado de luz, color y mucho sabor el espacio que, hace un tiempo, ocupaba otro riojano en ese magnífico edificio de principios del siglo XX.

La vistosa presentación de sus fermentados ya indica que en Desborre todo es más auténtico y original que el propio edificio de principios del siglo XX en que se asienta el local

Un espacio único donde dar rienda suelta a sus valores

Un marco donde el ladrillo, los ventanales originales, vigas y servilletas bordadas se yuxtaponen en deliciosa hermandad con una puesta en escena impecable, moderna y mimosa tanto con los platos sobre la mesa como con el comensal que se ha sentado a su mesa para comer, y no para otra cosa.

Cocina vista y de lo más entretenida la de este Desborre que se nos graba en la memoria porque así se lo merece y todo por culpa de platos como su torrezno suflé, bocadillo de calamares, ensaladilla no rusa, coliflor bechamel, bacalao a la riojana o su propuesta de ovino en tres pases conformado por un atadito de ensalada con su vinagreta, un sam de lecherillas y sus encurtidos, para terminar con un asado de cordero con trinchat de patatas panadera, como particular rendición a ese Ritual del Cordero que desde INTEROVIC (Organización Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y el Caprino) plantean para promocionar esas ricas tan nuestras, con tanta personalidad.

Una propuesta sincera, a la calahorrana, que no te hace que te vuelvas loco pensando por qué decantarte, y que con su fusión de chocolate y cacahuete en texturas con un baño de chocolate negro y fruta de la pasión, te obligarán a no dejar de meter la cuchara hasta convencerte de que la vida sostenible es la vida mejor.