Malparit, el castizo catalán que el Eixample necesitaba
Un carácter eminentemente desacomplejado, descaro a raudales, un servicio impecable y platos con ADN castizo catalán definen el Malparit, el proyecto más redondo de un viejo conocido: Leo Chechelnitzky. Tras regalarnos joyas como Babula Bar, Chamako y Madre Taberna Moderna, el joven y prometedor restaurador culmina una carrera ascendente con su creación más genuina y popular, pero también la que cuenta con una propuesta más elevada.
Malparit combina dos conceptos que marcan formas sobre cómo entender la gastronomía: una barra y un comedor
Malparit combina dos conceptos que marcan formas sobre cómo entender la gastronomía: una barra y un comedor. Dos maneras de disfrutar de la comida muy ligadas al carácter del cliente, que aquí además se pueden combinar si el comensal lo prefiere. De hecho, es muy recomendable empezar la experiencia Malparit en la barra, probando uno de sus vermuts artesanales macerados por el equipo con una ostra de Normandía braseada a la vizcaína, una gilda triple de boquerón o la caña de lomo de pez espada -un bocado que se deshace en la boca como mantequilla- para vivir así su lado más tabernero y pasar a continuación al comedor, donde uno puede entablarse cómodamente y terminar un manjar en una charla beoda.
Una decoración castizo pop acompañada de luminosos protagonizados por frases irreverentes como ‘No tocar los pebrots’, invitan al jaleo sin olvidar lo que se sirve a mesa: exuberancia con un punto sinvergüenza. El torrezno de la casa, por ejemplo, es una auténtica declaración de intenciones: una pieza única tan grotesca como sabrosa. Otros platos que dejan sin hipo al gourmet más chulesco son las vieiras con espinacas a la catalana y salsa de queso payoyo; la escalopa de foie con anguila ahumada, crema de celerí y castañas; las sabrosas mollejas de ternera con un refinadísimo demiglacé; o un cap i pota que nos mete en un delorean y nos traslada a la mejor versión de tu infancia.
Si combinamos la propuesta gastro de Malparit con leyendas en la vajilla del tipo ‘No te cortes, ¡agafa l’últim tros’ tenemos como resultado una de las aperturas más sonadas de 2024
Este festival culmina con propuestas tan contundentes como el tuétano de vaca vieja con tartar de atún bluefin -una combinación tan alocada como apetitosa, que además deja el segundo en varias cocciones debido a la cercanía con el hueso ardiente- o el jarrete, un mazo de ternera que se presenta en una sola pieza a mesa y que es perfecto para compartir. Si combinamos esta propuesta con leyendas en la vajilla del tipo ‘No te cortes, ¡agafa l’últim tros’ o ‘Eh tu! Suca el pà’, que invitan a una actitud gamberra siempre desde el saber estar, tenemos como resultado Malparit, una de las aperturas más sonadas que nos han regalado los últimos coletazos de 2024.
Alfredo Rodríguez es el chef que, junto a Leo, factura platos con desenfreno en los fogones de este nuevo restaurante, un tándem con ganas de dar protagonismo al producto y dejar a un lado las extravagancias para volver a las raíces. Másters del chup chup, que manejan con mucha clase y más personalidad.
El ADN de Malparit también le lleva a cuidar con mimo su bodega, con referencias D.O. tanto del centro como del norte de España, sin olvidar el territorio catalán. La carta de vinos da cobijo a proyectos de pequeños viticultores y a otros más grandes, aunando hasta 150 referencias, 15 de las cuales se pueden disfrutar por copas.
Comer o cenar en Malparit cuesta a partir de 40€, dependiendo de si la intención es picotear o entablar conversación con mantel. Además, el espacio cuenta con cocina ininterrumpida, un dato que agradecerán los paladares más caóticos y desordenados.
Detalles
- Dirección: C/ Còrsega, 253
- Horario: L-D 13:00-16:30 19:30-23:00
- Tipo: Restaurant
- Web: https://www.instagram.com/malparit_bcn/