Hay negocios que por muchos años que pasen, siguen reteniendo aquella frescura de aquel día, aquel interés por dar lo mejor de sí y de apostar por las mismas metas que apostaron en su momento. Su permanencia a través de los años, no solo es fruto de una clientela fiel que sabe que apuesta sobre seguro sino el resultado de haber mantenido el cariño y mimo por lo que se hace, apostando por un servicio que obliga a que el boca a boca les sonría. En Gala ocurre esto mismo. No hay nadie que te hable mal de este restaurante y de ahí que lleven casi 30 años sirviendo un menú que nos robó, roba y robará el corazón.

Cocina sabrosa y bien elaborada, totalmente dependiente del producto de temporada

Localizado en uno de los barrios con más regusto a castizo de Madrid, Chamberí, y sintiéndose ya testigo de casi 3 décadas, con todo lo que ello conlleva gastronómicamente hablando, Gala es un clásico que ya está por encima de todo, pero sin perder ni un ápice de su humildad. Un restaurante que ofrece una cocina de mercado que atiende al producto y lo trata con esmero, con técnicas de toda la vida y sabores que nos hacen aferrarnos a la comida de siempre. Un pequeño local en tonos grises y rojos que invitan al disfrute de su menú y del buen hacer de este negocio regentado por el bueno de Serafín Losada.

Un punto de encuentro si lo tuyo son las raciones generosas que no provocan que te quedes a medias y si eres un amante absoluto del steak tartar (uno de los mejores de Madrid). Eso sin contar con sus huevos de caserío con migas, chorizo y patatas; corte de foie con pan de especias y membrillo de berenjenas; erizos de mar gratinados a la muselina de cava; ensaladilla rusa con tartar de atún; raviolis crujientes  de pulpo con curry rojo y yakitori; calamar de anzuelo a la parrilla con ali oli de pimentón; mil hojas  de rabo de toro con súper tagliatelle a la mantequilla de tuétano o su untuosa y deliciosa torrija caramelizada con helado de leche fresca. Un verdadero despliegue de platos que te harán disfrutar de principio a fin y sin el más mínimo pero. O si lo prefieres, poder decantarte por su menú degustación.

Un restaurante que te invitará a ir periódicamente para ir probando los nuevos platos de una carta que, cambiante en temporada, hará de tu paso por este mítico lugar toda una experiencia gastronómica donde tu paladar jugará en otra liga. ¿No tienes curiosidad?