Qué experiencia tan singular es probar las cocinas del mundo sin salir de Madrid. Un verdadero disfrute que sin escatimar en autenticidad, nos hace viajar sin gastarnos en billetes de avión, mientras conocemos otras maneras de hacer las cosas tan interesantes como exóticas para el paladar. Te vienes a Aredna, ¿no?

Tanto si estás buscando un plan familiar como si lo tuyo es no dejar de sorprender al personal, Aredna es un place to be que merece la pena conocer. Un restaurante en el meollo de Barceló perfecto para esas amistades veganas o vegetarianas, a las que hay cuidar, e ideal para el resto de paladares, que buscan algo distinto porque viajados y experimentados son un rato.

Una aventura que nos enfrenta a un delicioso combo entre la cocina mediterránea con esos sabores del Medio Oriente, que nos recuerdan a los nuestros, y que nos dejan un regusto en boca muy difícil de olvidar.

Porque no hay nada más placentero que compartir y probar de aquí y de allá, Aredna te permite eso y mucho más.

Así, Aredna se convierte en ese restaurante al que ir si lo que pretendes es encontrar producto por encima de cualquier postureo y, además, un oasis tan bello que nos duele la patata. Porque las cosas hechas con cariño, saben mejor y cuánta razón tienen en Aredna que allí es de dar de comer sin saltarse ni un detalle y ofreciendo al comensal una serie de platos tan sencillos como cargados de puro sabor libanés.

Por eso, no será complicado que devores, (sí, devores), opciones como su tomate rosa con emulsión de ajo y sumak, la coliflor en dos texturas con crema ahumada de berenjena y remolacha, el hummus clásico con chistorra y piparra vasca, su muhamarra de pimiento rojo con queso feta calabaza asada, sus bravas al estilo libanés, el falafel de garbanzo sobre base de tahini y ajo, la carne de cordero lechal con yogur cítrico o un pastel de carne de ternera especiada con melaza de granada, que es absolutamente imbatible. ¿Postrecito? La milhoja de pistacho y rosas y su kunafa de queso con pasta kaaifi con toque de azafrán y helado de mantequilla tostada, el guilty pleasure que andabas buscando.