Hubo un tiempo en el que los restaurantes italianos eran restaurantes a los que ir cuando no se nos ocurría otro sitio. La tendencia ha cambiado y, del mismo modo que hace un par de años nos lanzábamos a mejicanos y chinos como si no hubiera un mañana, ahora son los restaurantes del país vecino los que más alto se encuentran en nuestra lista de favoritos. Y eso porque aún no has visitado Baldoria. F: Todas las imágenes cortesía de Baldoria

París era una fiesta y parece ser que Madrid también. ¿La culpa? Del napolitano Ciro Cristiano, que con Baldoria se vuelve a apuntar un tanto, obligándonos a tararear a la Carrà (como si nos costara)

Localizado en la zona menos fashionista de la calle Ortega y Gasset (es decir, de camino a Las Ventas), Baldoria es otro sueño hecho realidad de Ciro Cristiano, el artífice de que negocios como Bel Mondo y Villa Capri luzcan bonitas colas a las puertas de sus respectivos establecimientos. Un chef ejecutivo que, desvinculado absolutamente del Grupo Big Mamma, no cesa en su empeño de darle a la cocina italiana el lugar que se merece, huyendo de esa idea de italiano simplón y hasta casposo.

Un nuevo restaurante de cuidado interior –¡no esperábamos menos del Estudio Pombo!– que no duda en hacer de la fiesta y la jarana (es lo que significa, en italiano, baldoria) el hilo conductor de un restaurante que es todo alegría. Un Baldoria que sabe a italiano porque no solo sirven comida de allí, sino que también todo su equipo (de su chef a sus bartenders, pasando por los pizzaiolos) nos llegan importados.

Un pintoresco lugar donde Simone Attolini y el propio Cristiano trabajan mano a mano para sacar un servicio impecable, con mucha esencia y unas materias primas que nos hacen la boca agua. Un verdadero festín para la vista y para una boquita que paladeará muy a gusto locuras culinarias como su burrata de Puglia con pesto de albahaca, su tabla de embutidos y quesos italianos (coppa, mortadela, salami, parmesano, burratina ahumada…), la focaccia con jamón de bellota de Guijuelo, el tataki de atún con salsa tonnata ligera, las croquetas de berenjena confitada, el carpaccio de ternera y alcachofa con mayonesa de lima, su brocheta de calamar marinado en limón, la paletilla de cordero lechal, su carbonara auténtica, el risotto con tartar de ternera y una selección de pizzas napolitanas, para aquellxs que no se quieren complicar la vida.

Como la fiesta no va a terminar, porque hay breves actuaciones en directo y alguna que otra minisesión a cargo de DJs, mejor será que te pidas una copita y un postrecito como su a far l’amore tiramisù o babà al limoncello, que si no te hacen arrancarte por la Carrà, poco faltará.