Poco nos han durado las lágrimas, tras la partida de Ramón Freixa de los fogones del Hotel Único, y es que cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Y parece que la ventana da a un espacio acogedor donde el marco invita a que nos relajemos porque así todo nos sabrá mucho mejor. El Patio de Claudio es el hotspot del momento.

Porque no me negarás que en un íntimo jardín, el planazo gastro no se eleva a plan superior. De ahí, que no podamos resistirnos a cruzar el elegante bistró interior que El Patio de Claudio dispone y llegar hasta nuestra mesa en un idílico rinconcito no apto para amantes del móvil 24/7.

Cuatro ambientes (Sala Principal, El Jardín, Atelier y The Bar) y las manitas del chef Mario Vallés (y equipo) son las culpables de que no queramos salir del barrio de Salamanca ni para coger aire

Allí, el chef colombiano Mario Vallés consigue subir el nivel hasta límites que creíamos imposible al son de un verdadero derroche de buen acierto a la hora de escoger las materias primas que compondrán cada una de las pequeñas obras de arte, bocados deliciosos de este oasis urbano que atrapa e hipnotiza sin que pongamos resistencia. ¿Para qué ponerla?

Una carta para paladares refinados que tampoco se quieren romper mucho la cabeza y para aquellxs que disfrutan de esos clásicos con un plot twist, que tan buenas sobremesas nos regalan.

Un Vallés implacable a la hora de ejecutar recetas tan deliciosas como la de su croqueta de Mas de Torrent, su steak tartar, su terrine de campagne de codorniz con pepinillos encurtidos, su solomillo Café de París, su arroz socarrat con alcachofas y trufa de temporada o su cochinillo de Segovia confitado o su sabrosa hamburguesa con patatas pont neuf, para rechupetearse los 10 dedos. Un Dry Martini o un vinito y a disfrutar de la tan esperada primavera. Sin queja.