Característica del buen foodie es tener una inquietud tal que nos lleve a entregarnos a la cata y disfrute de cualquier tipo de cocina que se nos presente, llegando a poder discernir entre lo que es bueno y lo que es superior (también lo que es nefasto), convirtiéndonos así en el mejor acompañante de comidas o cenas, el mejor consejero en cuestiones que afecten al paladar. Teniendo claro este precepto, explicar que si aún no conoces el restaurante El Flaco, no sabes lo que te estás perdiendo.

Si eres cervecero, te alegrará saber que las MadBrewing de Julián Camarillo o las sabrosas suecas de Brewski maridarán a la perfección los sabores de Boman

Alejado de los centros culinarios más comunes y apostando por un tipo de cocina que quizá en el barrio de Prosperidad puede parecer más exótica de lo normal, el chef sueco Andy Boman se marca en su pequeño local un tipo de cocina thai con reminiscencias del sudeste asiático. Años de experiencia puestos sobre el fuego y donde las originales mezclas, sabores, colores, técnicas se encargan de echar el resto en platos que a más de uno sorprenderán.

Restaurante donde poder encontrar una amalgama de productos de muy diversas procedencias pero siempre manteniendo esa equilibrada ordenación entre sensaciones picantes, saladas, dulces o agrias.

Una rica carta que sin ser demasiado extensa, aplaudimos de principio a fin gracias a platos como sus rollitos vietnamitas veggie, los chipirones de anzuelo con panko y mermelada de Chiles, el  yukke estilo sueco con pera japonesa Nashi y caviar Kalix, bao de panceta confitada en caldo cantonés, pescado del día crujiente con arroz tostado y ensalada thai de verduras crocantes o la presa de ibérico puro marinada Gochuyang. Sin palabras.

Un referente de la cocina del tipo que no deberías perderte ni un minuto más pese a que te tengas que recorrer medio Madrid para reservar mesa. Vale absolutamente la pena. Tu cabeza, paladar y estómago no lo olvidarán jamás.