En los últimos años y con el auge de la gastronomía más puntera y a la última, hemos asistido a una apuesta segura y decidida por la cocina de autor. Una manera de hacer las cosas configurada en torno a la figura de un chef que delinea, aún más si cabe, el espíritu de sus propuestas y las milimetra hasta el más minimalista de los emplatados. ¿Conoces Kantamelade?

Ponemos rumbo a los límites de la calle Príncipe de Vergara para dejarnos seducir por las maneras de autor y la magia de una experiencia gastronómica tradicional, pero no por ello menos sofisticada, de Kantamelade. Un local que nos hace sentir como en casa y que conserva ese clasicismo y vanguardia de los restaurantes de toda la vida y que no olvida ese interés por la privacidad de muchos de sus comensales.

Picoteo que no defrauda, platos que hablan por ellos mismos y un horno de pan que hace que queramos matar por rico pan crujiente son algunos de sus plausibles éxitos

En Kantamelade, el gusto por los productos del mar y de la tierra conforman una carta tan necesaria como sugerente. Desde sus croquetas cremosas de jamón ibérico, su ensaladilla de mar, los buñuelos de bacalao al aroma de romescu, los muslitos de codorniz a la miel con verduras crujientes o su ceviche con el pescado del día a sus alcachofas de Tudela confitadas con lascas de foie, el risotto de pato y setas, el tartar de atún con salsa de lima y aguacate, la merluza de anzuelo con calamares en su tinta y arroz pilaf, los escalopines de solomillo con espuma de cabrales, el rabo de buey estofado, su lingote de cochinillo confitado con puré de patata con trufa  y manzana, solo responden a una solo objetivo: que el cliente se marque un plan que no pueda olvidar.

Una experiencia que pone broche final con una selección de postres que tienen en la leche frita con helado de violetas y el tiramisú sus dulces más deseados y en el coulant de chocolate con salsa inglesa y helado de caramelo de fresa y la sopa de chocolate blanco con frutos rojos silvestres, la razón por la que queramos volver a no mucho tardar.

Un local que, sin duda, tiene opciones para cualquier gusto y las que tiene son dignas de probarlas todas, al menos una  vez y no del tirón (por supuesto). Lo que nos invita a que situemos a Kantamelade entre nuestros restaurantes base. El que avisa no es traidor.