Con las prisas que llevamos, no nos paramos a disfrutar realmente del momento actual. Por eso, no puedo por más que decir basta mientras me entrego a un oasis a las afueras de Madrid. Vendrás, ¿no?

Localizado en Pozuelo de Alarcón y diseñado como destino en el que evadirse de cualquier tipo de preocupación, Mena La Finca es el último restaurante en llegar a La Finca Grand Cafe, el destino de la beautiful people de la capital.

1.500 metros cuadrados y dos plantas como particular paraíso de los que se quedan en Madrid o han atrasado sus vacaciones hasta septiembre. Un enclave que se adapta al pasar de las horas para exprimir al máximo todo lo que un día nos puede ofrecer.

Desde un pain au chocolat mañanero a las copas de madrugada, pasando por una comida o brunch de lo más pintón, Mena La Finca es tu sitio.

Un restaurante con vistas a un largo artificial que es pura realidad, mientras que el llamativo interior (con cuatro barras, reservados y zonas VIP) permite al local una flexibilidad inusual que el cliente sabe valorar.

Porque si el marco entra por los ojos, lo que ofrecen gastronómicamente hablando es un verdadero delirio. Especializado en los sabores de toda la vida, en ese dominio del fuego, de las carnes sobre las brasas y en una coctelería que le va a la zaga, Mena La Finca es el place to be si quieres escapar de esas temperaturas que te obligan a despegarte del asfalto.

¿Y qué comemos? Pues chacinas y salazones al gusto, laterío de Doña Tomasa, croquetas de jamón ibérico, brioche de steak tartar de chuleta y mayonesa picante, torreznos de cochinillo con patatas revolconas, mejillones al vapor con curry rojo, puerro en cinco texturas al horno de leña, berenjena asada con parmesano, pizza de cecina con kale crujiente e higos, salmón a la brasa o la Blue Mena Burger con queso de Cabrales y membrillo. ¿De postre? Lemon pie con merengue italiano o esa oda al roscón con nata, porque para el roscón con nata no debería haber fechas.