Sí, que se puede. Pero no una taberna japo como si el peso de las tradiciones milenarias hubieran hecho mella en ella, sino como si Andy Warhol se hubiera dejado caer por ella y le hubiera proporcionado la sofisticación cosmopolita que necesitaba.

Así, acercarse a Mateo Honten resulta un plan de lo más delicioso, tanto si quieres comer como si lo tuyo es el bebercio más vespertino. Un espacio donde tradición, modernidad y una buena propuesta gastronómica se fusionan en uno, gracias al grupo de Tijuana Edo Kobayashi (que no falten las raíces niponas por parte de abuelos), que atiende uno de nuestros más recurrentes sueños.

El chef Edo Kobayashi nos trae a Madrid lo mejor de la cocina nipona, bañada en flow y en muchos cócteles para rememorar

Un Mateo Honsen que gusta a primera vista y según vas probando, te enamora cada vez más. De ahí, el ir y venir de gente guapa y rumbosa por la calle San Mateo, punto de encuentro de lxs que no solo han ido para dejarse ver, sino también para disfrutar de una opción culinaria al nivel de los restaurantes más punteros de las grandes capitales.

Una izakaya donde pinchan buena música y el ‘compartir es vivir’ invita a que pidamos hasta tener la mesa repleta de ricos platos, y buenos cócteles para acompasar nuestras mandíbulas.

Una tabernita nada típica donde, entre mesas de mármol y poca luz, poder pasártelo debuti comiendo sushi, nigiris, temakis, makis, el tiradito Hamachi (pez limón con cebolla roja y ponzu) o almejas con sake y mantequilla, hasta que no puedas más, si es que no quieres hincarle bien el diente a su trío de sashimis, el tiradito de lubina con yuzu, su ya clásico Maguro Katsu Sando (de ventresca de atún rojo empanada con wasabi y salsa sando), las alitas con miso picantón o ese pollo Karage, con mayonesa de yuzukosho y jengibre, plenamente adictivo. Terminar a margaritas, puede ser la mejor opción. Doy fe.