Con un pie en la playa y otro en la ciudad, Ethniko alterna sus aires ibicencos de día con una propuesta más undergorund y urbana de noche. Este nuevo local de la Barceloneta con vistas al mar es el nuevo hotspot barcelonés que deberías incorporar a tu radar gastronómico desde ya. F: Cortesía de Ethniko

Allí donde el Paseo Joan de Borbó muere en la playa de Sant Miquel, este atractivo local que acaba de abrir sus puertas ofrece diversión y una cocina sana y buena a partes iguales

Rebosante de energía y luz natural durante el día, Ethniko es un espacio ideal donde sentarte a tomar el aperitivo, comer o cenar con propuestas que incluyen algunos de los mejores platos de varios continentes. Cuando cae la noche, el restaurante va mutando de forma paulatina hasta convertirse en un bar de copas que invita al baile; con una oferta completa de música en vivo, DJs, animaciones y una gama de cócteles cuidada y original.

Allí donde el Paseo Joan de Borbó muere en la playa de Sant Miquel, este atractivo local que acaba de abrir sus puertas ofrece diversión y una cocina sana y buena a partes iguales todos los días de la semana. En su interior se funden los guiños tropicales con otros de decoración berlinesa, mientras que su terraza exterior se orienta a la playa y contiene refrescantes toques pitiusos. ¿La apuesta de Ethniko? Aunar lo mejor de ambos mundos en una fusión que busca integrar de forma orgánica las propuestas frescas y sanas del día con la vitalidad y la diversión de la noche.

Brocheta de pulpo. Cortesía de Ethniko

Fruto de una filosofía sostenible y saludable, la carta del local concilia a la perfección a los que buscan propuestas healthy, vegetarianas o veganas con los amantes de la carne y el pescado

Fruto de una filosofía sostenible y saludable, donde priman la calidad y las mejores creaciones de América latina, Oriente y el Mediterráneo, la carta del local concilia a la perfección a los que buscan propuestas healthy, vegetarianas o veganas con los amantes de la carne y el pescado; siempre de la mano de productos Km 0. La cuidada estética de sus platos es un extra que siempre se agradece, aunque la gran mayoría de ellos destacan –afortunadamente– por su sabor.

Su semáforo de humus de remolacha, albahaca y cúrcuma es el pistoletazo de salida perfecto para cualquier comida. Y cuando hayáis rebanado todo lo posible por rebanar con el sabroso pan de pita y los crudités que lo acompañan, lanzaros de cabeza a por el gazpacho verde de melón, albahaca y helado de wasabi; una mezcla original y refrescante que funciona a la perfección y constituye en boca todo un game changer.

Cortesía de Ethniko

El carpaccio de calabaza –elaborado con queso de cabra, fresas, anacardos garrapiñados, champiñones laminados y aceite de trufa– es de lo mejor, y prácticamente  debería estar prohibida la salida del local sin haber probado su arroz de verduras a la llauna; un festín hecho con setas shiitake, ceps, alga wakame, coliflor y picadillo de frutos secos que no tiene absolutamente nada que envidiarle a su versión con gamba roja, más bien al revés. Por lo que a mi respecta los postres son prescindibles, aunque no faltan los sitios en la Barceloneta donde ir a por un helado o un buen café. Y si no, repetid de arroz, insisto, su exquisito toque marino hará que todo haya valido la pena.