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Ariana Díaz Celma

Esta es la historia de dos gemelos canarios, Bruno y Sergio Morales, que hace no mucho tiempo -y tras haber trabajado juntos largo y tendido- decidieron aliarse con Daniel Armenteros -recién aterrizado de restaurantes como el barcelonés Ábac u otros que fardan de Michelín como el Hortensio o La Cabra de Madrid- para abrir Salitre, una de las opciones más frescas y apetitosas que se pueden encontrar por las inmediaciones de la Rambla de Poblenou, una zona viva y animada pero a menudo falta de propuestas gastronómicas con cara y ojos. Repartir las funciones no fue difícil: Bruno se dedica a atender en sala, una tarea que se le da francamente bien metiéndose a diario a fieles en el bolsillo, Sergio y Daniel se dedican a preparar delicias en la retaguardia. La premisa es sencilla: preparar recetas mediterráneas con influencias internacionales que mantienen una esencia divertida y sabrosa en un espacio que no descansa nunca.

Salitre es un espacio para compartir y disfrutar de una comida divertida, mediterránea y con un toque personal inconfundible

Encontrar el nombre no les costó mucho. Los tres cayeron rendidos a todo aquello que evocaba la palabra ‘salitre’, un vocablo que nos remite al carácter que se imprime en edificios, barcos y demás mobiliario que se alza alrededor de la costa. Una palabra que transmite otras tantas como fresco, brisa o espíritu callejero. Todas ellas parecían describir lo que el trío quería transmitir al abrir la puertas de un restaurante que da la bienvenida con un mural del conocido tatuador Nacho Eterno, que además es el responsable del logo del lugar, en el que encontramos pequeñas rayas que representan las montañas de sal que encontramos en Canarias. Hasta aquí parece que todo cuadra.

Si nos sentamos en su barra o en cualquiera de sus sillas de metal acompañadas por rudas mesas de madera el flow del crossover canario-mediterráneo sigue haciendo de las suyas. Porque a estas alturas uno ya se ha dado cuenta que ir al Salitre no es solo sinónimo de comer bien, sino también de experiencia sin pretensiones y plagado buen hacer. La carta es un surtido perfecto de platos de toda la vida con una vuelta de tuerca junto a otros con un toque más exótico, presentados con sencillez, aunque todos tengan ese twist que los hace únicos. Imprescindible empezar con el patacón de atún o el salpicón de marisco con un toque de Bloody Mary, ambos platos que te harán caer la lagrimilla tanto como otros del recetario base de nuestra gastronomía patria como las patatas bravas, una croquetas estupendas o su ensaladilla rusa, tapas que todo el mundo sirve pero que rara vez llegan a la perfección. En Salitre aprueban con sobresaliente y nos da paso a una revisión muy personal de los huevos estrellados con chistorra y un toque de Sriracha que los convierte en únicos.

Si al festín gastronómico le sumamos la cerveza Alhambra mejor tirada del barrio -acompañada de su respectiva tapa si te dejas caer por Salitre entre horas-, una cuidada carta de vinos y una selección de cócteles tan exóticos como suculentos, sabremos que hemos dado con el invento de la temporada. Recomendamos probar su Tiger Sour, un pisco sour con picante de ají amarillo.

El secreto mejor guardado de Salitre, pero, no se ve a simple vista ni se saborea a través de su carta. Se encuentra al fondo del restaurante y se llama Patio o lo que es lo mismo, una pequeña terraza interior que funciona a modo de oasis en el que -avisamos- uno puede desorientarse fácilmente. Perder la noción del tiempo y del espacio -uno corre el riesgo de recordar que está en Barcelona- es fácil en este pequeño remanso de paz.

En Salitre podrás comer o cenar a partir de 25/30€. Una visita que pronto descubrirás que no es un simple ‘check’ en la infinita lista de nuevos restaurantes de Barcelona, sino un espacio al que volver y muy a menudo.

 

Detalles




  • Dirección: C/ Llull, 169
  • Horario: L Cerrado ı M-J 12:00 - 00:30 ı V-S 12:00 - 02:30 ı D 12:00 - 16:30
  • Teléfono: (+34) 931 17 98 88
  • Tipo: Restaurante
  • Web: https://www.salitrebarcelona.com/