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Ariana Díaz Celma

Parece ser que el Born empieza a hacer frente a la proliferación de locales sin alma, destinados al turismo y el llenazo fácil. Así lo demuestra la apertura de Calabrasa, que nace donde hasta hace poco podíamos encontrar Casa Nova –un restaurante con una propuesta más facilona aunque con logros como haber ganado la edición 2018 del Tast a la Rambla– y que ocupa uno de los espacios más míticos del barrio, donde hace una década Sandwich & Friends dibujaba las siluetas de Jordi Labanda a golpe de emparedado. Sergi Simó, el propietario del local desde hace ya años, se cansó de ofrecer una propuesta más enfocada al público extranjero y ha decidido reinventarse con éxito, mediante una carta basada en la tradición de las brasas, estrella de la historia de la gastronomía catalana. F: Todas las imágenes por cortesía de Calabrasa

El resultado de la nueva ecuación es comida sencilla aunque con un twist, que se basa en la frescura y calidad del producto, que el chef Jesús Galán se encarga de seleccionar a diario para ser expuesto en un mostrador en la entrada. Este acto de honestidad se traduce en una oferta gastronómica que, aunque de toda la vida, escasea en el barrio y tiene como finalidad ofrecer un espacio no solo a los visitantes, sino también a los ciudadanos y vecinos. En esta nueva etapa, han querido apostar con acierto por el formato de restauración de masía, algo que también se refleja en la decoración, más clásica que la de su restaurante predecesor.

El resultado de la nueva ecuación es comida sencilla aunque con un twist, que se basa en la frescura y calidad del producto

Los protagonistas de la carta son las ​carnes (ternera vasca Iruki) ​y pescados, que compran enteros y despiezan in situ. No obstante, antes de darles paso, se puede empezar con las deliciosas croquetas de mar endins i de terra ferma (de verduras y a las que hay que hacer especial énfasis). Una vez llegados a este punto, es momento de probar el ​pulpo a la brasa con parmentier de la Vera​ o el​ original rape a la brasa sobre base de piña, chutney picante y flan de coco, otro hit de la carta​. El nivel sigue in crecendo con la ​carrillera de vaca vieja a la ratafia con pan casero frito​, un favorito del equipo de Calabrasa, aunque a nosotros nos robó el corazón el ​arroz marinero de ortiguillas de mar y marisco​, un hit sin precedentes con un intenso sabor a mar. Además, el restaurante cuenta con sugerencias del día para que cada visita sea una nueva aventura.

La carta viene acompañada por 33 referencias de vinos tintos, blancos, rosados y espumosos, todos procedentes de pequeñas bodegas con proyectos singulares. Ideal para regar una comida o cena que debe terminar con su tarta de queso casera, que nada tiene que envidiar a la de su vecino Fismuler -la mejor del barrio hasta la fecha según nuestro humilde punto de vista.

Hacer parada en Calabrasa te costará alrededor de 25€-30€, que pagarás con gusto porque, además de salir satisfecho por comer bien, también lo harás por volver a recuperar la ilusión de un barrio que casi dábamos por perdido.

Detalles




  • Dirección: Passeig del Born, 27
  • Horario: L-J 11:00-02:00h | V 12:00-02:00h | S 11:00-02:00h | D 11:00-01:00h
  • Teléfono: (+34) 93 310 07 86
  • Tipo: Restaurante
  • Web: http://www.calabrasa.com/