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¿Quién se iba a imaginar que en Xerta, un pueblo de escasos 1.200 habitantes, se podían encontrar tantas y tan buenas estrellas? La prueba se esconde en un esplénido caserón indiano con una amplia finca que revive su época más dorada acogiendo el Hotel Villa Retiro. Un amabilísimo cinco estrellas que, como su nombre bien indica, resulta el lugar ideal para desconectar del mundanal ruido, descansar y dejarse mimar. Hablamos de un oasis de traquilidad que viene deliciosamente acompañado de un restaurante gastronómico distinguido con una merecida Estrella Michelin. Un gran logro fruto de la perseverancia y el buen hacer de su alma máter, el jovencísimo chef Fran López que, junto a su hermano Joaquim, forman un bien logrado tándem al mando de este complejo. Sin prisa pero sin pausa, están consiguiendo volver a poner en el punto de mira del viajero la comarca de las Terres de l’Ebre en Tarragona y convirtiendo al Hotel Villa Retiro en una parada imprescindible -por no decir obligatoria- para los amantes de la buena gastronomía, la tranquilidad y los detalles.

Un oasis de traquilidad que viene deliciosamente acompañado de un restaurante gastronómico distinguido con una Estrella Michelin

Tenemos que acabar con la falacia de que para encontrar un oasis hay que irse cuanto más lejos mejor. A veces lo tenemos más cerca de lo que pensamos y nos pasa totalmente desapercibido. Quizás por eso, en el Hotel Villa Retiro reciben muchas visitas extranjeras, aunque poco a poco el número de adeptos patrios -convencidos y enamorados de este pequeño paraíso- vaya creciendo. No es para menos, el recorrido hasta llegar al Hotel Villa Retiro ya supone una primera y muy necesaria recarga de energía dejándote seducir por el paisaje. Hablamos de un enclave memorable. Xerta, el pueblo donde está asentado, es la puerta de entrada a la Terra Alta, una comarca vinícola, serpenteada por el grandilocuente Río Ebro, que nada tiene que envidiar a su vecinas Priorat o Penedés y que está situada a pocos kilómetros de Tortosa y a unos pocos más del Delta de l’Ebro.

Una vez en la finca del Hotel Villa Retiro, tras pasar un jardín impecable con una gran piscina, te da la bienvenida una llamativa construcción modernista que data de 1806. En 2010, los hermanos López la adquirieron y reformaron para dar vida a este proyecto, convirtiendo esta emblemática casa indiana en un exclusivo hotel. Nueve cotizadas habitaciones que presentan todas las comodidades y no exentas de detalles propios de un buen cinco estrellas. Mención a la decoración interior, muy cuidada aunque quizás excesivamente clásica, pero que en seguida te pone en ese tan deseado papel de marqués que uno busca en este tipo de retiros. En el exterior el papel protagonista está reñido entre la propia casa y un soberbio ficus centenario. El majestuoso árbol se acoraza a una antigua construcción utilizada para guardar los carruajes y que ahora esconde la joya de este reino: el restaurante gastronómico. Aplaudimos la buena idea de que las habitaciones y el restaurante no compartan edificio, velando así por la tranquilidad de los huéspedes.

El chef Fran López consigue de una forma muy orgánica y natural, una increíble fusión entre tradición y modernidad, llegando a ofrecer platos que rozan la perfección

El restaurante apuesta por la alta cocina a través de menús degustación donde se ensalza la calidad y el sabor de los productos locales, con platos que están elaborados con técnicas muy contemporáneas y ponen un especial cuidado en sus presentaciones. El chef Fran López consigue de una forma muy orgánica y natural una increíble fusión entre tradición y modernidad, llegando a ofrecer recetas que rozan la perfección. Léase: las Angulas del Delta cocidas con ajo, acompañadas de yema de pato y rayadura de trufa de verano; una Trilogía de Tomates de la Amposta; la sorprendente Gamba Mediterránea cocinada al vapor con velouté de gamba, espuma de plancton, arena de gamba, salsa de ortigas y salicornia; o la Anguila Crujiente elaborada con cebolla confitada y su biscuit aéreo al estragón. También recomendamos no dejar pasar la grata experiencia de probar a modo casi de aperitivo el Donut de salmorejo, una creación única y muy original que explota en boca. Como no podía ser de otra manera, el maridaje en los menús degustación resulta muy clave y está verdaderamente pensado y meditado para ser el compañero ideal a las creaciones de Fran López. No obstante también sorprende por su entidad propia y el especial hincapié en recordarnos que estamos en una gran comarca vinícola. De tal manera que se podrán catar los vinos de su propia bodega Pagos de Hìbera D.O. Terra Alta, como el Indiá o el Gamberro ambos excelentes tanto en blanco como tinto, mezclados con opciones más arriesgadas como un buen sake japonés.

Las miras de muchos comensales están en el broche final: los postres. Para disfrutar de este momento tan dulce es casi obligatorio probar dos exquisiteces como el Solsticio, compuesto de helado de coco con crema de chocolate blanco tostado, bizcocho de piña, crujiente de feulletine, crujiente de piña y membrillo de piña; y el Cuatro Estaciones, donde os encontraréis con una falsa cereza sobre su lecho, helado de chocolate blanco con gelee de higo, avellana helada sobre almendra y hojas de cacao, mousse de chocolate negro con naranja y liofilizados. A partir de aquí lo ideal es dejarse reposar en el jardín dando rienda suelta a la tertulia con un buen combinado, o dar un reconfortante paseo por la finca antes de irse a dormir, cerrando así una jornada memorable. Eso sí, al día siguiente lloraréis de la emoción con el desayuno que os espera -esta vez servido en el mismo edificio del hotel- y con las varias opciones de relajación que ofrecen: sala de masajes, un pequeño spa y una gran piscina. What else? Que diría George Clooney…

 

Detalles




  • Dirección: C/ Molins, 2, Xerta (Tarragona)
  • Horario: M-S de 13:30 a 16:00 y 20:30 a 23:00 | D de 13:30 a 16:00
  • Teléfono: 977 47 30 03
  • Tipo: Hotel
  • Web: http://www.hotelvillaretiro.com/