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Elsa Bleda nació en Francia, pero fue criada en ocho diferentes ciudades europeas por su madre soltera, hasta que en el año 2000 se asentó en Sudáfrica. Por aquel entonces solo tenía 18 años, y se suponía que el continente africano iba a ser una parada más en su vida nómada. Sin embargo, el país le sedujo o directamente, la atrapó en una búsqueda, quizás inconsciente, de la estabilidad.

De alguna manera, esa querencia de crear cimientos y pilares vitales, de silencio y calma, se refleja en su fotografía

De alguna manera, esa querencia de crear cimientos y pilares vitales, de silencio y calma, se refleja en su fotografía, y sobre todo en esta serie nocturna de la ciudad de Johannesburgo, donde reside. Elsa Bleda espera a que caiga la noche, y todo se adormezca y tranquilice, pero a la vez, nazca una nueva ciudad: la de las luces y las historias en los interiores de los grandes edificios. En declaraciones a la revitsa Dazed & Confuse, Bleda afirma que «Siento algo en esta ciudad que nunca he sentido en ningún otro lugar. Hay algo muy gótico. Los edificios son confusos. La arquitectura Brutalista, junto con el Art Decò. Y después de ciertas horas, todo se cierra. Tiene esa atmósfera inquietante del pasado.»

Las capturas tienen un halo inquietante y seductor a la vez. Una mezcla entre sueño y realidad generada por esas tonalidades rosáceas, propias de las luces de neón, que las convierte en hipnóticas. Uno se queda absorto observando y pensando en las historias que puede haber dentro de esos grandes edificios, que parecen estar deshabitados.

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