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Raquel Bueno

Good Goods es un proyecto personal del arquitecto y diseñador Stefano Colli, un nombre clave en la escena del diseño en Barcelona y un hombre a quien admiro desde hace años. Una galería virtual en la que se ordenan y recogen piezas de buen diseño. Algunas se venden, otras son parte de un fondo de colección que se ha ido creando poco a poco y gracias a una gran pasión por la cultura del producto, especialmente por el mobiliario y la iluminación. Junto a piezas del pasado, que pertenecen a la historia del diseño moderno, Good Goods presenta obras de autores contemporáneos: piezas únicas auto producidas, series limitadas o prototipos que no se encontrarían en los canales habituales del mercado. A partir del 19 de diciembre y hasta el 7 de enero, esta galería virtual única en su especie pasará, por fin, al plano físico y se podrá disfrutar en el escaparate de Acid House Barcelona, en Poblenou. Hablamos hoy con Stefano para conocer este singular proyecto un poco mejor. F: El garaje de Stefano Colli. © Leo Garcia Mendez / Good Goods

El equilibrio entre la emoción y la razón es lo que define un buen proyecto

Para los que todavía no conozcan Good Goods, cuéntanos, ¿cuándo nace y por qué? Good Goods toma forma durante el confinamiento, en la primavera pasada. A raíz de una serie de conversaciones con amigos me animo a fotografiar y catalogar una serie de productos que tengo en casa y en un garaje donde los almaceno. Durante años he ido acumulando piezas: provienen de proyectos hechos en el estudio, devoluciones, fallos de pedidos, algún regalo de amigos ilustres, viajes, mercados de segunda mano y, últimamente, muchas piezas compradas a particulares por internet. Me he convertido de repente en una especie de friqui de Wallapop. No podía seguir buscando y comprando piezas sin vender alguna de ellas, el sistema se había colapsado, no tenía ya espacio para guardar y disfrutar debidamente este material. Good Goods es una galería virtual que expone productos clásicos del diseño moderno, algunos están a la venta y otros son parte de un fondo de colección. Paralelamente irán apareciendo piezas de autores contemporáneos, ediciones limitadas, piezas únicas, prototipos o autoediciones que se sitúan en el extremo opuesto a las piezas clásicas.

Stefano Colli en su garaje. © Leo Garcia Mendez / Good Goods

Good Goods es una galería virtual en la que se ordenan y recogen piezas de buen diseño. ¿Qué es el buen diseño exactamente y cómo se diferencia el buen diseño del malo? Creo que el equilibrio entre la emoción y la razón es lo que define un buen proyecto. Ese punto de equilibrio no es fijo y no sigue reglas claras, puede variar según el contexto, el momento o los agentes que intervengan.

Good Goods es también un proyecto que nace de la pasión por el diseño de producto. Tengo la sensación de que, a pesar de ser una de las disciplinas más interesantes del diseño, es también una de las menos valoradas. ¿Piensas que es así? La cultura del producto es algo que me fascina. Escoger una silla o una lámpara para un proyecto es algo que me puede llevar mucho tiempo, no se trata solo de que me guste o que sea más interesante, hay como una cierta responsabilidad en poner el producto que corresponda a ese espacio y a ese cliente. No tiene nada de frívolo.

Cada momento histórico se ve reflejado en los diseños de la época

Esta galería virtual única en su especie junta obras de autores contemporáneos con piezas del pasado, que pertenecen a la historia del diseño moderno. ¿Cómo dirías que ha contribuido el diseño de producto a moldear la historia del diseño y de la cultura en general? Es quizás más bien al revés, cada momento histórico se ve reflejado en los diseños de la época. Me interesa mucho investigar y buscar dónde reside el valor de productos clásicos del pasado y al mismo tiempo ver cómo en muchas propuestas de autores contemporáneos se intuye el mismo valor, las mismas intenciones. Me pregunto cuáles de ellos se convertirán en clásicos que representarán la época en la que estamos.

La silla SILVER, de Vico Magistretti para De Padova (1989). © Leo Garcia Mendez / Good Goods

Si tuvieras que quedarte con tres piezas u obras de diseño, ¿cuáles serían? La silla suiza Landi Stool de Hans Corey para Mewa es un producto que persigo desde hace tiempo. La lámpara Toio de Achille Castiglioni fue el primer diseño de autor que tuve, un regalo que me hicieron mis padres cuando me emancipé y vine a vivir a Barcelona. Un trozo de su casa que arrancó la mía. La cafetera 9090 de Richard Sapper para Alessi.

¿Tres diseñadores de producto que te inspiren? Me fascinan Dieter Rams, Bruno Munari y Giancarlo Piretti.

¿Hasta dónde te gustaría que llegara Good Goods? ¿Algún plan futuro que te guardes en la manga y puedas contarnos? No sé hasta dónde quiero llegar, pero sé que no me interesa convertir Good Goods en un negocio rentable y con volumen. De momento me conformo con generar un sistema viable que me permita seguir haciendo lo que me gusta, buscar piezas y compartirlas con gente que las aprecie y las pueda usar durante un tiempo. Creo que la compra de objetos usados y de buen diseño es algo que tiene mucho que ver con la sostenibilidad que tanto perseguimos: una buena silla de plástico de hace 50 años, en manos de alguien que la disfruta unos años más, es desde luego un producto ecológico.