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Ariana Díaz Celma

Muchos recordarán que hace ya unos años los cantautores Lole y Manuel cantaban eso de Dime (Si has mentido alguna vez/y dime si cuando lo hiciste sentiste vergüenza de ser embustero…). Pues bien, esta canción sirve ahora para inspirar un local a medio camino entre un showroom y un restaurante, a manos del polivalente Jordi Cuesta. El concepto es tan original como divertido: se trata de un espacio que sirve platos de cinco tenedores y donde además puedes comprar todos y cada uno de los muebles que lo ambientan y le dan una personalidad única. Si en un año no están todos vendidos, el pacto es redecorar el espacio, organizando un showroom previo donde el público puede hacerse con piezas a modo de flea market de lujo.

Y es aquí, en medio de un ambiente a medio camino entre la rabiosa actualidad y lo vintage, donde encontramos una carta ideada por David Reartes y Martín Vázquez, encargados de maquinar delicias tras los fogones. Por alrededor de 45 euros podrás probar una cocina de autor hecha a base de productos de temporada y originales combinaciones. Si quieres darte un capricho, podemos decir que la relación calidad-precio es más que aceptable. Entre sus platos más sobresalientes podemos encontrar entrantes como las zamburiñas en zuke, la extravagante y acertada combinación de navajas con mermelada de cítricos o una sabrosísima coca de sardina ahumada con foie gras mi cuit. Otro de sus platos estrella es el infalible huevo frito al revés trufado con cremoso de patata. Desde aquí sólo podemos decir que suena tan sorprendente como sabe.

Su carta también cuenta con una sección de pastas y arroces. Recomendable es el arroz meloso de gambas y erizo mantecado con suero de taleggio. Entre los segundos encontramos un variado abanico de carnes y pescados. Desde good2b queremos destacar las lindeces de la merluza con bearnesa de calçots y salsifes o, para aquellos que prefieren la tierra, el carré de cordero. Tal manjar puede terminar con el yogurt de piña con galleta María a modo de crumble o la tarta de manzana de la casa con helado de vainilla. Su listado de vinos hace honor a todas y cada una de las recetas que se sirven.

Las virtudes del Dime, pero, no terminan en la carta. En su planta baja se esconden varios secretos, como el cómodo club del que puedes disfrutar cada día hasta las tres de la mañana -tiene hasta taquillas para que los clientes guarden sus botellas- o el reservado, un espacio confortable en forma de lujoso -pero no ostentoso- comedor, al que se accede por una puerta camuflada. En ella se pueden reunir hasta 25 personas por unos 65 euros por cabeza, que no sólo incluyen intimidad, sino también la posibilidad de usar la zona de la biblioteca-comedor. En este sótano también podemos encontrar los baños, dignos de una exhaustiva visita. Además del juego del astuto espejos, llaman la atención las mirillas situadas dentro de cada servicio.

Descubrir más secretos del local significa visitarlo a modo de Livingstone Supongo en su versión más lujosa.

Detalles




  • Dirección: C/Doctor Fleming, 11 Barcelona