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Ariana Díaz Celma

¿Puede ser un restaurante centrado en las verduras nuestro ultimate guilty pleasure? Sí, puede. Porque los vegetales, cocinados y combinados con primor en un coqueto restaurante del Raval por Matteo Bertozzi y Paolo Mangianti, solo pueden ser considerados como algo sexy y extremadamente apetitoso. No obstante, este no es un restaurante vegetariano, es un espacio devoto del slow food -de hecho, milita desde hace ya tiempo en la fiabilísima asociación del mismo nombre- que da máximo protagonismo a las verduras, pero donde también se puede probar un maravilloso steak tartar de vaca vieja o una sabrosa caballa soasad con curry de zanahoria y mayonesa de chipotle. F: Todas las imágenes cortesía de My Fucking Restaurant

My Fucking Restaurant no es un restaurante vegetariano, aunque sí da máximo protagonismo a las verduras

My Fucking Restaurant es un lugar necesario, que nos recuerda la necesidad de basar nuestra alimentación en las verduras para hacerla sostenible y ser respetuosos con el medio ambiente, a la vez que entendemos que, si bien la carne y el pescado deben formar parte de la cadena, no tiene porqué ser los protagonistas de la misma. El objetivo es acercarse al sueño de una economía circular a base de mucho Km 0.

My Fucking Restaurant sitúa en el mapa al Raval más profundo, con una apuesta gamberra pero sofisticada a la vez, que rebosa personalidad y carácter. Un espacio pilotado por un cocinero intrépido -eso es Bertozzi- que ya se encuentra entre los favoritos de muchos paladares canallas gracias a platos como la berenjena braseada en horno de carbón con kimchy casero, praliné de cacahuetes y menta fresca; o su apetitosa calabaza con chutney de cilantro. Clásicos irrebatibles de la carta como la tortilla clásica con fondue de parmesano o su arroz seco con panceta ibérica y alcachofas del Prat -esta vez dejando a un lado el componente vegetariano, pero nunca el de proximidad- son claros ejemplos de que la actitud y el respeto por el producto son un matrimonio perfecto.

My Fucking Restaurant hace ya siete años que nos cuenta las bondades del slow food, pero no ha sido hasta hace unos meses que ha virado hacia una cocina más ligera y saludable, alejada de algunas propuestas que le dieron la fama y que se mantienen en la carta como las croquetas de ossobuco. Postres atemporales como su cheescake de Baileys con crumble de cacao culminan un manjar sublime que no esconde muchas pretensiones.

Como es de suponer, todo el producto es de la zona: las verduras vienen directas del Parc Agrari del Baix Llobregat y el pescado de la lonja. Cada día, los proveedores descargan en la apretujada Nou de la Rambla para servir cajas en este local desenfadado, que cuenta con una ajetreada barra a pie de calle y un amplio salón en la planta baja, para degustar cada plato con el tiempo que merece.

Comer o cenar en my Fucking Restaurant tiene precio, a partir de 30€. Ver cómo en el Raval surgen y se mantienen propuestas así de frescas y carismáticas no es gratis, y lo celebramos.

Detalles




  • Dirección: C/ Nou de la Rambla, 35
  • Horario: L 19:00-23:00 ı M Cerrado ı Mi-V 19:00-23:00 ı S-D 13:00-16:00 19:30-23:00
  • Teléfono: (+34) 93 639 78 27
  • Tipo: Restaurante
  • Web: https://myfuckingrestaurant.com/