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Marina Camacho

Estás a punto de descubrir tu nuevo local de tapas predilecto en Barcelona, porque nadie ha probado Rabbit’s Bar sin sucumbir a su fórmula ganadora que combina el producto fresco sin artificios innecesarios y un interior retro con un encanto exquisito. Rabbit’s Bar, amigxs, es ya un nuevo clásico de la Ciudad Condal. F: Todas las imágenes cortesía de Rabbit’s Bar. © Rabbit’s Bar

Los productos frescos se pueden elegir desde la barra en Rabbit’s Bar. © Rabbit’s Bar

En pleno barrio de Sant Gervasi, el chef Jordi Cunill, también propietario de Café de París, ha diseñado la mejor experiencia gastronómica para los paladares curiosos e inconformistas: una carta a base de tapas y platillos protagonizada por todo tipo de producto fresco que cada día llega de diferentes puntos del país en pequeñas cantidades -esto último es crucial para asegurar la frescura de los protagonistas de los platos y, por qué no, darle más emoción al asunto-. 

El mármol, la iluminación cálida y los oldies que van de Tiffany a New Order acompañan guisos, croquetas, gambas de Palamós y muchas otras tapas

Desde la barra central con taburetes altos se puede presenciar la magia de la que surgen creaciones de lo más tradicionales con un toque que las hace únicas. Es la exquisita calidad del producto, la técnica culinaria que da justo en la diana, los poquísimos ingredientes que necesitan para robarnos los cinco sentidos o todo a la vez. Este pequeño restaurante con alma vintage y ambiente desenfadado no requiere de maquillaje ni boas de plumas; nos seduce con la cara lavada y una honestidad que cuesta encontrar en una ciudad tan gastronómica.

Carpaccio Rabbit’s Bar, la Croqueta Forrest Gump y Cañaillas

“¡Otra rusa!” Sentados en el rincón con mayor tránsito de platos, esta era la canción que más se repitió durante toda la noche. Y es que la Ensaladilla rusa, adornada con una rosquilla de las de toda la vida, es una de las tapas más populares. También es muy querida la Burratina sin inventos -cuyo nombre hace justicia al espíritu del restaurante- con pimiento escalivado dulzón y aceitunas kalamata, la Tortilla de butifarra d’ou y Sta Pau -poco hecha y al momento- y las Cañaillas.

La barra central es ideal para los más curiosos, que serán testigos de la elaboración de los platos, todos estrella. © Rabbit’s Bar más serán elaboración
La sección de carnes de la carta cuenta con joyas como el lomo de vaca del Lyo, el Rabo de buey con parmentier o las Mollejas del Lyo a la parrilla. © Rabbit’s Bar

¿Nuestros favoritos? El Carpaccio Rabbit’s Bar, sin duda, cuya nube de parmesano eleva su sabor sin robarle el protagonismo a la exquisita y tierna carne, que se deshace al contacto con la lengua. También la Croqueta Forrest Gump con gamba roja, tan crujiente como sabrosa, y la de Fricandó, que concentra todo el sabor del tradicional plato en un bocado. En los Salmonetes a la andaluza puedes saborear lo fresco que es el pescado, la carne del Steak tartar -tanto en su versión montadito como en la ración completa- tiene la cantidad justa de grasa para que al degustarlo te replantees toda tu vida. Y la estrella de la noche…los Dados de solomillo a la pimienta. Dispuestos en un cacito que seguro tienes en casa, su presentación es simple: una vez lo tienes delante, levantan el plato que lo cubre y el olor te secuestra. En aceite que sigue haciendo chup-chup, la carne tierna y sazonada tiene un sabor de lo más penetrante.

No dejes de probar la deliciosa Torrija con helado de chocolate, cuya base de pan se elabora exclusivamente para el restaurante

Entre los postres podrás encontrar Crema de Maracuyá, Coulant de Chocolate, Cheesecake, Trufas de chocolate, Tiramisú, Helados de Chocolate y Vainilla de Madagascar y la Torrija con helado de Chocolate.

Todos caseros, no sabríamos cuál recomendarte, aunque si el mundo terminase mañana y sólo pudiéramos quedarnos con uno, este sería la torrija, cuyo azúcar crudo le da una textura de lo más crujiente a la esponjosidad del pan, y el dulzor obvio combina de miedo con el chocolate amargo del helado.

Un postre de 10.

Su interior, toda una declaración de intenciones

Con una cocina pequeña, en Rabit’s Bar no se hacen preparaciones en grandes cantidades, el expositor del pescado y el marisco va bajando y cuando se acaba el producto…¡a otra cosa, mariposa! El espectáculo sucede en el centro del local, rodeado por la barra desde la que los comensales son testigos del show. Y es que todo está pensado al milímetro.

El estudio de Pilar Líbano es el responsable del proyecto de interiorismo que tanta personalidad aporta al restaurante, así como del mobiliario. La barra con vistas a la calle de Ganduxer en mármol blanco, los taburetes con estructura robusta forrados en piel antigua, las mesas lacadas en rojo y perfiladas en hierro con los cantos achatados, las lámparas vintage de iluminación cálida, las paredes con sutiles detalles en madera, algún que otro espejo y el neón con el que asociamos la imagen del local. Un ambiente de lo más relajado que respira elegancia sin necesidad de demostrarla. 

La personalidad del restaurante se respira en todos los rincones del local. © Rabbit’s Bar

Estudiadamente caótico, con un servicio que funciona como un perfecto engranaje, Rabbit’s Bar os recordará a esos restaurantes clásicos que uno sólo encuentra en el centro de Manhattan. Encantador y auténtico, es como ese amigo que quieres presentar a tus padres, a tus mejores amigos, a tus compañeros de oficina, a tu peluquero y hasta al de tu perro.

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