By
Bru Romero

Si hay un sitio al que acudir cuando te quieres pegar un buen homenaje, es al gallego de tu barrio. ¿No tienes o el que hay tiene poco de gallego? Ningún problema. El restaurante Ogrelo tiene todo lo necesario para que sientas que estás en Galicia, y sin tener que haberte cogido el puente aéreo. ¿Puedes pedir algo más? Sí, que haya mesa. F: Cortesía de Ogrelo

Tres décadas preceden a este gallego en Madrid, a cuya cocina solo le falta que esté situada con vistas al Cantábrico

Situado frente al parque de El Retiro desde hace ya algo más de 30 años, Ogrelo puede sacar pecho de haberse convertido en uno de los restaurantes gallegos más reconocidos de Madrid. Un restaurante que ha sabido sobrellevar las idas y venidas de un sector que no siempre ha vivido en la abundancia, y que contra viento y marea sigue al pie del cañón para ofrecer unas materias primas que obligan a chuparse los dedos.

Un lugar moderno que, alejado de esas tabernas oscuras de antaño, celebra la luz entre copas de rico albariño bien fresquito y una serie de platos sobre la mesa para gozar. Una carta que, pese a lo moderno del lugar, no escatima en cantidad ni en opciones para que puedas compartir si eres de aquellos comensales que lo de pedirse un principal les parece un aburrimiento.

¿Qué deberías pedir si quieres tener éxito seguro? La ensaladilla rusa, los callos con garbanzos, su empanada de bonito o de vieiras, el pulpo, las croquetas de chipirón, su caldereta de pescado, su solomillo de atún a la plancha o tartar de atún de tarantelo, el lacón con grelos, su jarrete estofado o unas chuletas de cordero como las que comías cuando ibas a comer con tus padres. ¿Postre? Ni se te ocurra levantarte sin haberle hincado el diente a su tarta de Santiago o a sus filloas de crema o nata, que están para que toques la gaita de sobremesa.

Detalles